Boletín No. 8: Semillas

Winona Laduke, 24 de enero de 2019

Manoomin (el arroz silvestre) cuenta ahora con derechos legales. Al cierre del 2018, la banda Tierra Blanca de los ojibwe reconoció “los derechos de Manoomin”, como atribución de la autoridad reguladora tribal. La resolución afirma: “se ha hecho necesario proporcionar una base legal para proteger el arroz silvestre y los recursos de agua dulce por ser parte de nuestros alimentos primordiales para las futuras generaciones”.

Esta ley refleja los derechos tradicionales del pueblo anishinaabe, codificados ahora de acuerdo con la autoridad reguladora del gobierno tribal. La acción de la banda Tierra Blanca le da seguimiento a una resolución semejante expresada por la autoridad emanada del Tratado de 1855.

La ley comienza: “Manoomin, el arroz silvestre, dentro de todos los territorios cedidos, posee derechos inherentes para existir, florecer, regenerar y evolucionar, y también derechos inherentes a la restauración, la recuperación y la conservación”.

Los derechos de Manoomin incluyen:

* El derecho a agua limpia y a un hábitat que propicie agua fresca

* El derecho a un ambiente natural, libre de contaminación industrial

* El derecho a un clima saludable y estable, libre de los impactos en el clima causados por los humanos

* El derecho a estar libre de patentamiento.

* El derecho a estar libre de contaminación de organismos diseñados genéticamente.

Los derechos de Manoomin están modelados en los derechos de la Naturaleza, que fueran reconocidos por las cortes y adoptados internacionalmente en la década pasada. Ecuador y Bolivia, ambos añadieron cláusulas de derechos de la Naturaleza en sus Constituciones. En 2016, la Nación Ho Chunk, en Wisconsin, fue la primera tribu estadunidense en adoptar derechos de la Naturaleza, y en 2017 la Nación Ponca, en Oklahoma, fue la segunda. India le ha conferido plenos derechos legales a los ríos Ganges y Yamuna, incluyendo que los glaciares del Himalaya tengan derecho a existir.

Los derechos que le confirió la banda Tierra Blanca a Manoomin son innovadores. “Es un paso importante para el movimiento en pos de los derechos de la Naturaleza. Sería la primera ley que reconozca los derechos legales de una especie de planta”, explicó Mari Margil, directora asociada del Fondo de Defensoría Legal de la Comunidad Ambiental (FDLCA). La banda Tierra Blanca y la autoridad emanada del Tratado de 1855 trabajaron cercanamente con el FDLCA y su Centro Internacional de Derechos de la Naturaleza para desarrollar las primeras versiones de la ley.

Los derechos del arroz silvestre reafirman la relación y la responsabilidad de los anishinaabe con la planta, con el entorno sagrado de este arroz silvestre y con los derechos tradicionales. El arroz silvestre es también el único grano anotado en el tratado con derecho a ser cosechado.

“Los tratados son la ley suprema de la tierra y nosotros los chippewa tenemos derechos usufructuarios protegidos constitucionalmente por Estados Unidos para cazar, pescar y atrapar animales, así como para recolectar arroz silvestre”, explicó Frank Bibeau, director ejecutivo de la autoridad emanada del Tratado de 1855. “Entendemos que los derechos usufructuarios de los miembros individuales de la tribu para recolectar alimentos y obtener una subsistencia modesta, son esenciales para nuestras vidas y para posibilitar que las futuras generaciones mantengan nuestra cultura y tradiciones”, añadió. “Entendemos que el agua es vida para todas las criaturas, y la protección de agua abundante, fresca y limpia es esencial para que nuestros ecosistemas y hábitats de vida silvestre nos brinden una subsistencia a todos nosotros y a Manoomin”.

Los derechos de autoridad sobre el Manoomin también delinean el cumplimiento. La ley declara que es ilegal para cualquier gobierno o negocio violar los derechos del manoomin, y declara inválido cualquier permiso, autorización o actividad que permita que se violen tales derechos. Los transgresores serán punibles de acuerdo a las leyes tribales y se les fincarán responsabilidades financieras por cualquier daño al manoomin y su hábitat.

Durante los pasados 165 años, desde la firma del Tratado de 1855, se ha perpetrado daños significativos al arroz silvestre anishinaabe; a las aguas, a los árboles de maple [los arces] y a las praderas, debido a la falta de un manejo adecuado por parte del estado de Minnesota. Más del 70 por ciento del territorio propio del arroz silvestre original está ahora dañado, y las propuestas actuales de cambiar los estándares de los sulfatos para acomodar proyectos mineros y ductos de crudo, gasolina y gas amenazan aún más al arroz silvestre. Lo fundamental es que estas acciones amenazan la mera existencia del arroz silvestre.

En la ley estadunidense de casos, las corporaciones son consideradas personas y cuentan con protección legal. Entretanto, mucho de los “ámbitos comunes” del mundo natural incluida el agua, los lugares y entornos sagrados no han recibido protección. Esta ley en favor de los derechos de Manoomin comienza a responder ante las inequidades y es un desafío a la insuficiencia de los sistemas legales de Estados Unidos y Canadá.

“Recuerden, en algún tiempo antes, ni los indios ni las personas negras eran consideradas humanas bajo la ley”, nos recuerda Bibeau. “Los sistemas legales pueden cambiar y cambiarán”. Y entretanto, los ojibwe avanzan.

Traducción: Ramón Vera-Herrera

https://www.inforum.com/opinion/columns/957517-LaDuke-The-rights-of-wild-rice#.XEtBjNpWzKM.twitter

Los organismos genéticamente modificados o  “transgénicos”  son organismos vivos creados artificialmente, a través de la manipulación de sus genes con ingeniería genética. Se trata de un proceso que sólo puede realizarse en condiciones de laboratorio, ningún campesino puede obtener semillas transgénicas con métodos convencionales de mejoramiento de semillas.

Para hacer un transgénico se aísla segmentos del material genético de un ser vivo (virus, bacteria, plantas, animal e incluso humano) para introducirlos en el material hereditario de otro, con el que no tiene ninguna relación, rompiendo las barreras de Género, Familia y hasta Reino. Por ejemplo, se puede poner genes de virus, bacterias o invertebrados en plantas de maíz o arroz, esto conseguir un fin comercial.

Aquí se generan las primeras vulneraciones a los derechos de la naturaleza. La esencia de la manipulación genética consiste en alterar la estructura de la molécula del ADN.  Al alterarse la estructura del ADN, se alteran también sus funciones, y sus ciclos evolutivos.

Por ejemplo, a través de la transgénesis, se transforma al maíz o la soya en plantas insecticidas.

A pesar de los intentos por desarrollar distintos cultivos transgénicos, con muchas distintas características, solamente se ha podido comercializar de manera masificada a nivel mundial, 4 tipo de cultivos: maíz, soya, algodón y colza o canola.

Y dos tipos de características transgénicas: a) los cultivos que son resistencia a herbicidas (sobre todo a glifosato) – conocidos como cultivos RR b) los cultivos que producen sustancias insecticidas para el control de plagas – conocidos como cultivos Bt. Son pocos los países que siembran masivas de transgénicos. De ellos, Estados Unidos, Argentina, Brasil, India y Canadá, representan el 91% del área total sembrada con transgénicos; y, al contrario, cada día hay más naciones que están optando por una agricultura más limpia y responsable.

El 88% de los cultivos transgénicos sembrados en el mundo son resistentes a herbicidas, especialmente glifosato (solos o en combinación); y en el Cono Sur el porcentaje supera el 90%. Por eso no es posible hablar de cultivos transgénicos sin hablar de glifosato.

Un herbicida es un tóxico que mata a las plantas, pero los cultivos resistentes a herbicidas pueden ser fumigados con altas concentraciones de herbicidas sin que les pase nada. Esto ha hecho que en los países donde se plantan estos cultivos, las cantidades de herbicidas han aumentado dramáticamente.

A nivel mundial, la cantidad de glifosato vertida en el campo, se multiplicaron 15 veces tras la adopción de cultivos resistentes a glifosato. A partir de la adopción de los transgénicos, Brasil se convirtió en el primer consumidor de agroquímicos a nivel mundial, siendo el glifosato el plaguicida más usado.

La literatura científica muestra que el glifosato afecta a:

  • Microorganismos y otros seres vivos del suelo benéficos (que ayudan a las plantas a tomar nutrientes del suelo y a mantener la salud de la tierra, interfiriendo con los ciclos biológicos de los nutrientes.
  • Estimula la proliferación de microorganismos patógenos
  • Afecta a la flora y fauna nativa y cultivos agrícolas cercanos a las zonas de fumigación. Por supuesto también a la población humana.

Se producen súper malezas lo que obliga: a) que las empresas agroquímicas desarrollen nuevos tipos de transgénicos resistentes a herbicidas aún más potentes como el dicamba (que está ya produciendo graves pérdidas económicas en Estados Unidos a agricultores que viven junto a los cultivos transgénicos, debido a la deriva) yo el 2,4 D uno de los componentes del agente naranja usado como arma química en Vietnam; b) que los agricultores apliquen otros herbicidas más potentes a más del glifosato.

Todo esto significa el ingreso de más altas cantidades de sustancias tóxicas en la naturaleza y en la sociedad. Nuevas evidencias científicas muestran que los cultivos resistentes a glifosato generan impactos en los organismos vivos bastante similares que el mismo glifosato.

Los otros cultivos producen sus propias toxinas insecticidas, con los siguientes impactos en la naturaleza:

  • Otros insectos que no son plagas también se afectan debido a los insecticidas transgénicos presentes en los cultivos. La desaparición de estas poblaciones de insectos, genera una reacción en cascada, porque también se afectarán otros animales que se dependen de estos insectos
  • De preocupación especial son los polinizadores. Hay una alarma mundial en estos momentos por el declive de las poblaciones de insectos polinizadores, y se ha identificado entre otras causas, la expansión de cultivos transgénicos
  • Se afectan también los organismos del suelo
  • Los insectos que si son plagas, han desarrollado ya resistencia al insecticida transgénico, lo que ha obligado a las empresas a producir nuevos transgénicos con toxinas aún más potentes
  • Los agricultores deben usar otros insecticidas, produciéndose mayores efectos en la naturaleza

Con nuevos y mayores efectos negativos en la naturaleza, vulnerándose sus derechos.

Otro aspecto de preocupación es que, a través de agentes polinizadores como el viento o los insectos, se produzca contaminación genética de las variedades nativas del Ecuador; que nuestra agrobiodiversidad se contamine con transgenes, como ya ha ocurrido en otros países con el maíz (por ejemplo en México, Uruguay, Chile y Brasil).

A nivel más amplio, los cultivos transgénicos han afectado ecosistemas enteros, puesto que la erradicación química de malezas facilita a) procesos de fumigación aérea, cuyo costo se justifica sólo en grandes extensiones. Es por lo tanto una tecnología ampliamente expansiva. En el Cono Sur por ejemplo, se han afectado vastas zonas de Pampa Húmeda, Mata Atlántica, Chaco, bosques húmedos tropicales y el Pantanal, para dar paso a la soya y al maíz transgénico, y b) Las fumigaciones aéreas en sí mismas afectan a ecosistemas colindantes

Cuentan los mayores de las montañas de El Salvador que en tiempos lejanos llegaron a poblar esas tierras los cuatro colores del maíz en forma humana: el pinto, el blanco, el amarillo y el negro.  Estos cuatro hombres y mujeres de colores estuvieron ahí cuatro temporadas de lluvias, en las cuales iban de un lugar a otro haciéndose más y sembrando la vida, haciendo nacer comunidades, sembrando maíz en empinadas laderas y cuestas, trabajando para arrancarle lo necesario a la Madre Tierra y preservar la vida que trajeron.

Leyendas como esta se repiten a lo largo y ancho de nuestro continente. En todas ellas se narra que somos hijas e hijos del maíz y que la milpa o la chacra son espacios sagrados, así como lo es el grano del maíz.

El maíz fue domesticado en México a partir de una hierba silvestre llamada teosintle, quetiene una apariencia tan distinta a la del maíz, que por mucho tiempo se dudó que estas dos especies podían estar relacionadas.

La domesticación del maíz es un proceso que se inició hace unos diez mil años, cuando los pobladores de los bosques tropicales mesoamericanos empezaron a sembrar esta hierba silvestre, de la que antes recolectaban su grano como fuente de carbohidrato, pasaron luego a seleccionar los mejores ejemplares, guardarlos, volverlos a sembrar, de nuevo seleccionados y así… hasta que luego de muchas generaciones de este trabajo creador, obtuvieron el maíz.

El maíz es la planta cultivada con los más profundos procesos de domesticación que existe, pues es el resultado de un proceso que llevó entre 500 y 2 000 años, hasta que sus creadores consiguieron obtener una planta con los rasgos propios de una especie cultivada. Fueron las mujeres quienes, luego de un continuo proceso de experiencias acumuladas sobre el uso y transformación de las plantas útiles, de aprender dónde encontrarlas y de experimentar cómo guardarlas, iniciaron los procesos de domesticación del maíz.

A partir de sus primeras domesticaciones, el maíz se esparció hacia el resto del continente, donde las comunidades agrarias continuaron creando diversidad, adaptándolo a sus propias necesidades ecológicas y culturales. Por eso, aunque la región mesoamericana es el centro de origen de este cultivo, hay varios centros de diversidad en todo el continente.

En el Valle del Río Balsas en el Estado de Guerrero se han encontrado las evidencias arqueológicas más antiguas del maíz: granos de almidón y fitolitos de maíz de 8 700 años de edad aproximadamente. En ese sitio hay además evidencias de una presencia temprana de una especie domesticada de calabaza y de frijoles, lo que podría indicar que el maíz fue domesticado en asociación con otros cultivos, dentro de un sistema de producción, la milpa, conformado por el maíz, la calabaza y el fréjol o alguna otra leguminosa.

Uno de los hallazgos más antiguos sobre la presencia de maíz en América del Sur es el encontrado en el sitio Real Alto (Península de Santa Elena -Ecuador) que consiste en fitolitos de maíz asociados a leguminosas y calabazas, así como a objetos de labranza y procesamiento del grano; lo que da cuenta de la aplicación de una tecnología agrícola que incluía la siembra conjunta de maíz, cucurbitáceas y leguminosas, como ocurrió en Mesoamérica.

La asociación del maíz, el fréjol y las calabazas ha estado presente en las culturas de Abya Yaladesde hace más de cinco mil años. Esta combinación constituye el equilibrio perfecto para el suelo, pues la leguminosa lo nitrifica, el maíz da soporte al fréjol y la cucurbitácea ayuda con la cobertura vegetal. Desde el punto de vista nutricional, la mezcla del maíz (rico en carbohidratos y proteínas) con el  fréjol (rico en proteínas, hierro y otros minerales), calabaza (con alto contenido de grasas y proteínas) y el chile o ají, suministran prácticamente todos los nutrientes necesarios para tener una nutrición completa, deliciosa y balanceada. A la llegada de los españoles a Tenochtitlan, una gran población se alimentaba gracias al complejo sistema de chinampas, donde se sembraba maíz, frijol, calabazas y una gran variedad de hierbas alimenticias conocidas como quelites. Esta combinación de cultivos se mantiene hasta nuestros días.

El maíz no podría existir sin la intervención humana, porque el grano no se desprende de la mazorca por si sólo; necesita siempre de una mano humana que retire la semilla y la siembre. Sólo entonces la mata puede erguirse y mirando al cielo, producir sus mazorcas. Por eso, históricamente se ha establecido una relación simbiótica muy fuerte entre este cultivo y las comunidades agrarias mesoamericanas, andinas y americanas en general.

Debido a su uso tan extendido, a su versatilidad y por ser una especie de polinización abierta, la diversidad genética del maíz es enorme, como son muchísimas sus aplicaciones culinarias, como las que se incluyen en esta publicación, donde compartimos apenas una pequeña muestra de las distintas expresiones culinarias que se dan en torno al maíz en nuestro continente.

El maíz, sentli, sara, jank’a oavati,es uno de los cultivos más importantes en América Latina desde el punto de vista cultural, social, económico y alimenticio. Por ser un cultivo sagrado, muchos pueblos americanos incorporan al maíz en sus ritos y celebraciones agrícolas, a través de los cuales fortalecen los lazos de solidaridad y reciprocidad en el interior de las comunidades, reafirman sus prácticas agrícolas, crean biodiversidad y realizan el Sumak Kawsay.  Muchos de los rituales agrarios están relacionados con la bendición de las semillas, la siembra, para atraer a las lluvias, con el fin obtener una buena cosecha.

En algunas comunidades Navajo (Estados Unidos), se utilizan máscaras de ciervo elaboradas con pieles de animales que han sido sofocados introduciéndoles polvo de maíz en los orificios nasales. Las máscaras se confeccionan durante la ceremonia del Cántico Nocturno y, una vez consagradas, las pieles cobran “vida” mediante la ingesta ritual de maíz mientras se insufla humo.

En el mundo andino, las celebraciones del Inti Raymi(o fiestas del solsticio de junio) se inician con la cosecha del maíz y de otros cultivos. En esta ocasión, los miembros de la comunidad comparten chicha, tamales y en otras preparaciones hechas en base a maíz. Otra celebración andina es el Koya Raymi(o fiesta de la fertilidad) que coincide con el equinoccio de septiembre, cuando se inicia la siembra y la Pachamama se prepara para recibir la semilla del maíz.

Entre los Tupí Guaraní (Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil) se celebra la fiesta del arete, que coincide con la maduración del avatí (maíz) con el que se hace la kanwi (chicha), una bebida ritual que se la toma durante el baile. Para esta ocasión las mujeres confeccionan vestidos nuevos y buscan semillas de Uruku para colorear de rojo sus mejillas. Desde el monte cercano se acercan a las casas grupos enmascarados, acompañados por bandas de música, presididos por un palo o cruz adornado con flores de taperigua.

El calendario agrofestivo de Mesoamérica está colmado de celebraciones ligadas al maíz. Las comunidades trashumantesRarámurique habitan en la Sierra Madre Occidental al Norte de México, organizan su existencia en torno al maíz (sunú). El ciclo productivo es el que ordena el calendario festivo. La agricultura es un ritual en la que se cumplen los mandatos de Onorúamequien garantiza las lluvias y las buenas cosechas.

Entre los Apaches (Estados Unidos) el hataali o cantor realiza una ceremonia que puede durar muchas horas, en la que utiliza harina de maíz, arena, carbón y polen para pintar sobre la arena del suelo de su hagan(vivienda) figuras de tanta belleza que atrae a los espíritus, y utilizar su poder en beneficio de un individuo o por un bien común, en ceremonias que pueden durar más de una semana. Al final de la ceremonia se destruyen las pinturas. 

Los campesinos colombianos cuelgan en la cocina la mazorca más grande de la cosecha como símbolo de prosperidad y amuleto de protección frente a las sequías.

En la tradición santera de Cuba se tuesta la mazorca y se la adorna con una cinta roja para alejar las enfermedades, y si se quiere tener contento a San Lázaro, hay que poner una detrás de la puerta de la casa.

De la misma manera, muchas leyendas sobre el origen del ser humano están también ligadas al maíz en distintas regiones del continente. Los Mayas Quiché de Guatemala dicen que fueron hechos primero de barro, pero duraron poco porque eran blandos, sin fuerza y se desmoronaron antes de caminar. Luego los hicieron de madera, y aunque los muñecos de palo hablaban y caminaban, eran secos, no tenían sangre ni sustancia, ni memoria, ni rumbo; y no sabían hablar con los dioses. Entonces hicieron a las madres y los padres con maíz amarillo y maíz blanco, y con esto amasaron su carne. 

Para los Mexica, la planta del maíz fue un don de los dioses. El propio Quetzalcóatl, después de la creación del Quinto Sol, se encargó de buscarlo para entregarlo a los humanos; por esta razón el maíz tenía un carácter divino. En su aspecto masculino el maíz era conocido como Centéotl. Como alimento de la humanidad tenía un carácter femenino; era entonces Xilonen, el maíz que está en pleno crecimiento y floración y que se transforma en Chicomecóatl cuando está maduro, cuando se recoge en forma de mazorca y se guarda para los tiempos de hambruna.

De esa manera, el maíz está inexorablemente unido al futuro de los pueblos americanos.

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