Desde hace algunos años se está reportado que los sistemas de polinización están colapsando en diversas parte del mundo, por causas antropogénicas. Hay varias voces de alerta, desde la ciencia y desde los productores que dan cuenta de que están declinando las poblaciones de abejas silvestres y de otros polinizadores, así como las colmenas de abejas melíferas.
Las abejas son polinizadores esenciales para la agricultura. Su desaparición constituye una faceta de los daños causados por el sistema industrial en la naturaleza. Las abejas, así como otros insectos aseguran el delicado equilibrio de los ecosistemas naturales, facilitan la polinización y son una fuente importante de ingresos para pequeños apicultores, quienes pueden combinarla con otras actividades agrícolas.
En este escenario tenemos los siguientes actores en disputa:
Los polinizadores.-Son el eslabón más débil del entramado de la polinización. A más de la abeja doméstica Apis mellifera, que es responsable del 60% de la polinización a nivel mundial, hay miles de otras especies que juegan este importante rol en las redes ecológicas del planeta. Se considera que en los trópicos americanos hay casi 6.000 especies de abejas silvestres polinizadoras. Otros insectos polinizadores incluyen varios tipos de dípteros, escarabajos, mariposas.
La ornitofilia es la polinización realizada por aves. El grupo que más se conoce son los colibríes, al que se suman las nectarinas o “pájaros sol”, los loritos, los arañeros y los ermitaños. Las aves visitan plantas con flores de colores fuertes y una forma tubular donde almacenan gran cantidad de néctar.
Hay algunos vertebrados que también son polinizadores, como es el caso de las zarigüeyas y algunos monos de zonas lluviosas, que transportan el polen en las manos, cuando arrancan los tallos de las flores y el polen se adhiere a su pelaje denso. Hay flores que se abren en la noche, y que son polinizadas por murciélagos polinizadores.
Se han reportado que en todos los grupos clave de insectos polinizadores, hay una caída de sus poblaciones. Aunque hay muchas causales del declive de los polinizadores, es bien conocido que los insecticidas neonicotinoides son un factor muy importante.
De acuerdo al Convenio sobre Diversidad Biológica, las abejas silvestres sin aguijón son más sensibles el efecto de los plaguicidas que las abejas melíferas. La exposición crónica de los murciélagos frugívoros mayor (Artibeus lituratus) del Brasil al endosulfán, producen una bioacumulación considerable, afectando la salud de este importante dispersor de semillas en los bosques neotropicales.
Poblaciones de mariposas de la región del norte de California revelaron una asociación negativa entre dichas poblaciones y el aumento de la aplicación de neonicotinoides.
Un experimento de paisaje controlado realizado en tres países (Alemania, Hungría y el Reino Unido) en el que se empleó colza (canola) tratada con neonicotinoides (clotianidina o tiametoxam) mostró que había una correlación negativa entre la reproducción de abejas silvestres (B. terrestris y Osmia bicornis) y los restos de neonicotinoides encontrados en los nidos de las abejas.
Estos agrotóxicos actúan a nivel del sistema nervioso central de los insectos, causándoles parálisis, lo que los llevan a la muerte, frecuentemente en pocas horas. Los neonicotinoides bloquean una ruta neuronal especifica que es más abundante en insectos que en mamíferos de sangre caliente.
La población.- En todo el mundo, la apicultura es una actividad muy importante para economía campesina familiar. La apicultura aporta a la diversificación productiva de las parcelas y fincas agrícolas.
Por otro lado, la polinización hecha por las abejas es muy importante para muchos cultivos agrícolas y la soberanía alimentaria de los pueblos. Se considera que un tercio de los alimentos que consumimos dependen de la polinización, y aproximadamente la mitad de los animales que polinizan las plantas tropicales son abejas.
Las empresas.- La producción de neonicotinoides está concentrada en el conglomerado de pocas empresas que conforman hoy el cartel de productoras de agrotóxicos, especialmente Bayer y Syngenta.
La empresa Bayer de Alemania, es la dueña de las patentes de los insecticidas neonicotineoides clotianidina y imidacloprid vendidos bajo diversas marcas. Acetamiprid es propiedad de Aventis CropSciences, empresa francesa que fue absorbida por Bayer.
El Tiametoxam es otro insecticida neonicotinoide sistémico que fue desarrollado por Syngenta, pero tuvo una disputa con Bayer, empresa que tenía otras patentes de neonicotinoides. En el 2002 la disputa cesó al Syngenta pagar a Bayer 120 millones de dólares a cambio de los derechos mundiales del tiametoxam.
Mediante una de sus sentencias dictadas este 17 de mayo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) restringió el uso de los neonicotinoides clotianidina, tiametoxam e imidacloprid de Bayer y de Syngenta, pero las empresas han dado batallas legales para revertir estas decisiones.
Mientras estos insecticidas se prohíben en Europa se siguen vendiendo en otros lugares del mundo. Por ejemplo, en el Ecuador se vende con los nombres de Galil 300, (que es la combinación de dos principios activos: Imidacloprid y Bifentrina) y Confidor 900 de Bayer. Por eso el Relator Especial de las Naciones Unidos sobre Derechos Humanos y Tóxicos en su visita a Alemania, llamó la atención a este país por el doble estándar de sus empresas en relación a las prohibiciones de agrotóxicos peligrosos, como es el caso de los neonicotinoides, pues aplica estándares muy diferentes en ese país y en Europa, que los aplicados por ejemplo en América Latina.
El Convenio de Biodiversidad.- Este acuerdo internacional que fue creado para enfrentar la pérdida de diversidad biológica en el mundo, creó un grupo para tratar la problemática del declive de los polinizadores (Conservación y utilización sostenible de los polinizadores).
En las discusiones y negociaciones se dieron fuertes relaciones de poder entre las organizaciones que defendían la salud de los polinizadores, y empresas como Bayer, que como hemos visto controla un importante porcentaje de los neonicotinoides.
El resultado fue una serie de recomendaciones que proponen medidas paliativas para enfrentar la pérdida de los polinizadores, sin abordar las verdaderas causas de la pérdida de los polinizadores.
Entre las recomendaciones que hace a los gobiernos incluye reducir el uso de plaguicidas que representen un riesgo inaceptablepara los polinizadores, y aplicar las llamadas “mejores prácticas para el uso de plaguicidas” tomando como base el Código Internacional de Conducta para la Gestión de Plaguicidas de la FAO y la Organización Mundial de la Salud, y usar de la FAO para el Registro de Plaguicidas de la FAO. Con frecuencias en la elaboración de esas herramientas interviene la industria.
Se recomendó también elaborar planes nacionales para la reducción de los riesgos de los plaguicidas y desarrollar programas nacionales de monitoreo, y revisar las evaluaciones de riesgos sobre los plaguicidas que afectan a los polinizadores. La evaluación de riesgo es una técnica cuestionada, porque factores “causales” de un riesgo, de manera fragmentada, trabaja con rangos permisibles y exige conectar de manera inequívoca un factor causal con otro (causa – efecto), lo que con frecuencia es muy difícil en temas ambientales y de salud humana. El objetivo final es manejar el riesgo, pero no evitarlo.
La pérdida de polinizadores es uno de los problemas globales más serios, dada la importancia que tienen en los ecosistemas y en la alimentación humana, pero mientras subsistan empresas dispuestas a sacrificarlo todo con el fin de maximizar sus ganancias, sin importar el efecto que estos agrotóxicos tienen en la polinización, la vida de las comunidades que dependen de ella, y la naturaleza, esta realidad sólo aumentará.