Los transgénicos y la vulneración de los derechos de la naturaleza

Los organismos genéticamente modificados o  “transgénicos”  son organismos vivos creados artificialmente, a través de la manipulación de sus genes con ingeniería genética. Se trata de un proceso que sólo puede realizarse en condiciones de laboratorio, ningún campesino puede obtener semillas transgénicas con métodos convencionales de mejoramiento de semillas.

Para hacer un transgénico se aísla segmentos del material genético de un ser vivo (virus, bacteria, plantas, animal e incluso humano) para introducirlos en el material hereditario de otro, con el que no tiene ninguna relación, rompiendo las barreras de Género, Familia y hasta Reino. Por ejemplo, se puede poner genes de virus, bacterias o invertebrados en plantas de maíz o arroz, esto conseguir un fin comercial.

Aquí se generan las primeras vulneraciones a los derechos de la naturaleza. La esencia de la manipulación genética consiste en alterar la estructura de la molécula del ADN.  Al alterarse la estructura del ADN, se alteran también sus funciones, y sus ciclos evolutivos.

Por ejemplo, a través de la transgénesis, se transforma al maíz o la soya en plantas insecticidas.

A pesar de los intentos por desarrollar distintos cultivos transgénicos, con muchas distintas características, solamente se ha podido comercializar de manera masificada a nivel mundial, 4 tipo de cultivos: maíz, soya, algodón y colza o canola.

Y dos tipos de características transgénicas: a) los cultivos que son resistencia a herbicidas (sobre todo a glifosato) – conocidos como cultivos RR b) los cultivos que producen sustancias insecticidas para el control de plagas – conocidos como cultivos Bt. Son pocos los países que siembran masivas de transgénicos. De ellos, Estados Unidos, Argentina, Brasil, India y Canadá, representan el 91% del área total sembrada con transgénicos; y, al contrario, cada día hay más naciones que están optando por una agricultura más limpia y responsable.

El 88% de los cultivos transgénicos sembrados en el mundo son resistentes a herbicidas, especialmente glifosato (solos o en combinación); y en el Cono Sur el porcentaje supera el 90%. Por eso no es posible hablar de cultivos transgénicos sin hablar de glifosato.

Un herbicida es un tóxico que mata a las plantas, pero los cultivos resistentes a herbicidas pueden ser fumigados con altas concentraciones de herbicidas sin que les pase nada. Esto ha hecho que en los países donde se plantan estos cultivos, las cantidades de herbicidas han aumentado dramáticamente.

A nivel mundial, la cantidad de glifosato vertida en el campo, se multiplicaron 15 veces tras la adopción de cultivos resistentes a glifosato. A partir de la adopción de los transgénicos, Brasil se convirtió en el primer consumidor de agroquímicos a nivel mundial, siendo el glifosato el plaguicida más usado.

La literatura científica muestra que el glifosato afecta a:

  • Microorganismos y otros seres vivos del suelo benéficos (que ayudan a las plantas a tomar nutrientes del suelo y a mantener la salud de la tierra, interfiriendo con los ciclos biológicos de los nutrientes.
  • Estimula la proliferación de microorganismos patógenos
  • Afecta a la flora y fauna nativa y cultivos agrícolas cercanos a las zonas de fumigación. Por supuesto también a la población humana.

Se producen súper malezas lo que obliga: a) que las empresas agroquímicas desarrollen nuevos tipos de transgénicos resistentes a herbicidas aún más potentes como el dicamba (que está ya produciendo graves pérdidas económicas en Estados Unidos a agricultores que viven junto a los cultivos transgénicos, debido a la deriva) yo el 2,4 D uno de los componentes del agente naranja usado como arma química en Vietnam; b) que los agricultores apliquen otros herbicidas más potentes a más del glifosato.

Todo esto significa el ingreso de más altas cantidades de sustancias tóxicas en la naturaleza y en la sociedad. Nuevas evidencias científicas muestran que los cultivos resistentes a glifosato generan impactos en los organismos vivos bastante similares que el mismo glifosato.

Los otros cultivos producen sus propias toxinas insecticidas, con los siguientes impactos en la naturaleza:

  • Otros insectos que no son plagas también se afectan debido a los insecticidas transgénicos presentes en los cultivos. La desaparición de estas poblaciones de insectos, genera una reacción en cascada, porque también se afectarán otros animales que se dependen de estos insectos
  • De preocupación especial son los polinizadores. Hay una alarma mundial en estos momentos por el declive de las poblaciones de insectos polinizadores, y se ha identificado entre otras causas, la expansión de cultivos transgénicos
  • Se afectan también los organismos del suelo
  • Los insectos que si son plagas, han desarrollado ya resistencia al insecticida transgénico, lo que ha obligado a las empresas a producir nuevos transgénicos con toxinas aún más potentes
  • Los agricultores deben usar otros insecticidas, produciéndose mayores efectos en la naturaleza

Con nuevos y mayores efectos negativos en la naturaleza, vulnerándose sus derechos.

Otro aspecto de preocupación es que, a través de agentes polinizadores como el viento o los insectos, se produzca contaminación genética de las variedades nativas del Ecuador; que nuestra agrobiodiversidad se contamine con transgenes, como ya ha ocurrido en otros países con el maíz (por ejemplo en México, Uruguay, Chile y Brasil).

A nivel más amplio, los cultivos transgénicos han afectado ecosistemas enteros, puesto que la erradicación química de malezas facilita a) procesos de fumigación aérea, cuyo costo se justifica sólo en grandes extensiones. Es por lo tanto una tecnología ampliamente expansiva. En el Cono Sur por ejemplo, se han afectado vastas zonas de Pampa Húmeda, Mata Atlántica, Chaco, bosques húmedos tropicales y el Pantanal, para dar paso a la soya y al maíz transgénico, y b) Las fumigaciones aéreas en sí mismas afectan a ecosistemas colindantes

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