PESCANDO EL PIENSO: HASTA QUE LOS MARES SE SEQUEN

Cómo la acuicultura industrial está saqueando los océanos

Una publicación de las organizaciones Changing Markets Foundation, Compassion in the World Farming y Rethinking Fish, analiza los impactos de la acuacultura en los mares, especialmente en relación con la producción de piensos basados en harina de pescado; uno de los principales insumo de esta industria.

La acuicultura es presentada como una solución a la sobrepesca crónica de los océanos. Pero bajo la superficie se encuentra una de las prácticas industriales más insostenibles del planeta.

Más de la mitad de los alimentos marinos que se consume en el mundo son producidos en granjas. Siendo el sector de producción alimentaria de más rápido crecimiento en el mundo, los mariscos cultivados representarán el 60% del consumo mundial de pescado en 2030.

Existen pesquerías de reducción instaladas en varios países del mundo, principalmente en el hemisferio sur, donde Perú, China, Tailandia, Chile y Vietnam dominan actualmente la producción de harina de pescado. En el hemisferio norte, los Estados Unidos, Dinamarca, Japón, Noruega e Islandia tienen una parte considerable del mercado.

Dinamarca comercia principalmente harina de pescado y aceite de pescado y absorbe la mitad de todo el aceite de pescado que se importa a la Unión Europea. Para la elaboración de harina y aceite de pescado, este país importa miles de toneladas de pescado de Perú.

Noruega es el principal proveedor de aceite de pescado para la Unión Europea y es un importante consumidos de harina de pescado, porque es el mayor productor de salmón de granja.

Alemania actúa como centro comercial de harina de pescado y fue responsable de casi la mitad (47%) de las importaciones provenientes del exterior de la Unión Europea en 2016 y una tercera parte (30%) en 2017. Alemania habitualmente recibe el suministro de Perú, pero en 2017 importó la mayoría de su harina de pescado de Marruecos.

En los últimos años, como resultado del aumento de la demanda en los principales mercados, algunos países de África Occidental han comenzado también a producir harina y aceite de pescado.

Perú y Chile operan la pesquería de reducción más grande del mundo con la captura de anchoveta peruana. Perú exportó alrededor de 480 mil toneladas de harina de pescado a China en el primer semestre 2018; esto significa que las 4/5 partes de la harina de pescado de Perú se exporta a China.

Casi la mitad de la harina de pescado producida en todo el mundo proviene de los peces capturados por las pesquerías en el Sudeste Asiático. La harina de pescado producida en el Sudeste Asiático se utiliza en las industrias de acuicultura de la región, en particular

para el cultivo de camarones. Sin embargo, los datos son escasos y no han sido actualizados en la mayoría de los países. En China se encuentra la industria acuícola más grande del mundo y es el principal consumidor e importador de harina de pescado.

India es el más grande exportador de camarón del mundo; su creciente sector de cultivo de gamba hace que sean un consumidor clave de harina de pescado.

Los peces de granja a menudo son criados en corrales de red con una alta densidad. Los peces y mariscos cultivados son alimentados con piensos comerciales fabricados por una industria multimillonaria. Para producir este pienso, miles de millones de peces son extraídos de los océanos, y son troceados y prensados para fabricar harina y aceite de pescado.

Pueden ser necesarios hasta 5 kg de pescado silvestres para producir 1 kg de harina de pescado. Casi todos estos peces silvestres podrían ser empleados para alimentar directamente a las personas; la industria de los piensos para acuicultura priva de un alimento básico a comunidades vulnerables, crea problemas en las pesquerías de pequeña escala y, en consecuencia, genera hambre.

Además, las pesquerías de reducción, están saqueando el océano en busca de alevines para ser cultivados en las granjas piscícolas, y están explorando usar nuevas especies para ser cultivadas e granja, las que anteriormente no tenían interés comercial.

Al vaciar los océanos, se pone en peligro la vida marina, porque se desestabilizan las redes tróficas. De entre las distintas pesquerías, la pesca comercial de arrastre es una de las peligrosos, porque está llevando a los océanos al borde del colapso, y las poblaciones mundiales de peces están colapsando. El 93% de las poblaciones de peces marinos han sido explotadas hasta llegar a sus límites biológicos, o han sido sobre-pescadas, lo cual pone en peligro a la vida silvestre y a la vital fuente de alimento que ésta significa.

Los peces forrajeros pequeños (incluidas las sardinas, las anchoas, la caballa y el arenque) y los crustáceos (principalmente el krill) son el enlace clave en las redes tróficas marinas, transfiriendo energía a niveles tróficos más altos, los depredadores (como el atún, el salmón, el bacalao, los tiburones y las ballenas). Estos son muy nutritivos, pues contienen vitaminas, minerales y ácidos grasos, especialmente Omega-3. Paradójicamente, son estos atributos que amenazan su existencia, ya que son muy buscados como “materias primas” para la acuicultura intensiva.

A pesar de la limitada información pública disponible, el informe muestra que varios de los principales productores de piensos acuícolas que abastecen a los mercados mundiales, incluidos Skretting, BioMar, MOWI y Cargill, empresas que obtienen o han obtenido recientemente materias primas e ingredientes marinos de países de África Occidental y de América Latina,

Todo este colapso de la vida marina está asociado con la acuacultura, donde peces silvestres son transformados en pienso, para alimentar peces cultivados y marisco, que terminan en el plato de los consumidores.

Más información sobre este tema se puede encontrar en:

https://changingmarkets.org/wp-content/uploads/2019/04/SPANISH-WEB-EX-SUMMARY-UNTILL-THE-SEAS-DRY.pdf

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