FORO: EXISTIR Y RESISTIR EN ZONAS DE SACRIFICIO

En el marco del VII Congreso de Salud Socio Ambiental (Rosario – Argentina), llevado a cabo del 12 al 16 de junio, la Fundación ProDefensa de la Naturaleza y sus Derechos y Acción Ecológica, organizó el foro EXISTIR Y RESISTIR EN ZONAS DE SACRIFICIO.

Se compartieron reflexiones del Ecuador, Argentina, Paraguay y Uruguay, y entre los participantes se incluyeron expertos comunitarios en derechos de la naturaleza.

Elizabeth Bravo

ACCIÓN ECOLÓGICA – ECUADOR

Una de las principales características que tiene que tener para ser considerada zona de sacrificio, es que exista una intencionalidad de uso de esta zona, es decir, el Estado como garante de Derechos también es el responsable de la creación de las zonas de sacrifico. Las zonas de sacrificio se crean ya sea ejerciendo o permitiendo violencia espacial en un sitio determinado y se justifica a nombre de las ganancias económicas. El Estado demanda de una población que se haga una ofrenda a nombre de un bien superior.

En Ecuador tenemos un caso muy actual, el del Parque Nacional Yasuní. El Parque Nacional más grande del Ecuador continental, donde hay petróleo de muy mala calidad, pero con muy grandes reservas. Dicen los científicos ecuatorianos e internacionales, que es la zona que contiene la mayor biodiversidad de biodiversidad por unidad de área en el mundo, y sobre todo es el hogar de pueblos en aislamiento voluntario: pueblos que están sin contacto porque así lo han decidido.

En esta zona, el Estado ha decidido que tiene que sacar el petróleo, y que se tiene que sacrificar tanto a los pueblos indígenas que viven en estos territorios como la riquísima biodiversidad. Este es el típico caso de una zona de sacrificio, donde se pide una ofrenda, un sacrificio, porque solamente son 300 personas en el aislamiento voluntario versus las ganancias que podría tener el Estado por sacar el petróleo, es decir, el interés nacional.

En muchos casos, para acceder a estas riquezas, se tiene que hacer una destrucción del territorio y de la población que lo ocupa; los territorios casi siempre están ocupados, y generalmente el término zona de sacrifico se refiere a zonas donde hay población. Este es el caso de la minería, en el caso de la producción petrolera, para acceder a esta riqueza se tiene que destruir el entorno, sino no se puede acceder a la riqueza, y la única opción es transformarlas en zonas de sacrificio.

Se constituyen zonas de sacrificio también cuando el Estado omite tomar acciones. Los casos muy típicos son los basurales, que ocupan territorios sin que el Estado haga nada para regular o impedir. Muchas veces la población levanta su voz, protesta, se levantan juicios, pero el Estado continúa haciendo caso omiso.

En Quito, la capital del Ecuador, hay una zona que tiene unos restos arqueológicos incas y preincas, incas. Esta zona es muy importante para la historia de Quito, y dicen los especialistas que está exactamente en la mitad del mundo, paralelo 0 0 0. Está en la zona de influencia de una montaña que es considerada sagrada que se llama Catequilla. Ahí, a más de tener la presencia de canteras de material pétreo para la construcción, es un sitio, y por alguna razón se transformó en la escombrera de Quito.

Me llamó la atención porque fuimos a conocer la zona y el guía de ahí, una persona muy ilustrada, nos dijo que “Quito tiene una deuda ecológica con nosotros, porque hay minas de arena, y con esta arena se ha construido Quito; pero a la vez, como hay esa tendencia de las construcciones a tumbar casas para hacer edificios, las casas que se tumban terminan, en la escombrera”. Esta es una típica zona de sacrifico, y el Estado o el Municipio no hacen nada para impedirlo.

El Economista Alberto Acosta, que fue presidente de la Asamblea Nacional Constituyente del Ecuador, tiene un libro que se llama “La maldición de la abundancia”, donde plantea que en países como los nuestros, con mucha riquezas y abundancia, viven la maldición del saqueo y la extracción. Muchos de los casos que vamos a presentar ahora tiene que ver con este hecho.

También hay otro modelo que es la creación de peligros, hay zonas que tienen muchas vulnerabilidades en el mismo lugar, pero al Estado no le importa y se los escoge para establecer ahí mega proyectos. Es el caso de una represa construida a los pies de un volcán súper activo que se llama Reventador, que entra en actividad cada seis o siete años. Es una zona de actividad telúrica, y por ahí pasan los dos oleoductos que sacan el petróleo desde la Amazonía hasta la costa para la exportación. Ahí, en ese lugar se construyó la más grande represa hidroeléctrica del Ecuador; una receta para el desastre, que ya está ocurriendo; la “erosión regresiva” del río Coca, que en búsqueda de su curso está erosionando la cuenca.

En otros lugares, como en la Península de Yucatán, en el mismo lugar hay camaroneras, monocultivos de maíz, megagranjas de pollos y chancheras, también hay extracción de maderas, maquila y hay agro industrias; todo en el mismo lugar, convirtiéndose en una zona de sacrifico.

En general, se considera que, las formas de vida (humana y no humana) de ciertos lugares no son importantes, que son sacrificiables, todo por el interés nacional. Por eso hemos abierto este foro, donde las compañeras y el compañero van a presentar sus diferentes casos.

Jesenia Sánchez – ECUADOR

ASTAC – trabajadora bananera y campesina

Introducción

La Cuenca Baja del río Guayas, tiene los suelos más fértiles del Ecuador, y desde época de la Colonia ha sido ocupado por las plantaciones a gran escala. Primero fueron las plantaciones coloniales de cacao, que le convirtieron al Ecuador en el primer exportador de cacao del mundo. Por una serie de aspectos geopolíticos y biológicos el país perdió esta condición, pero luego se establecieron las plantaciones de banano, que desde hace años es el principal producto de agroexportación. De esto suelos se extrae nutrientes, agua y trabajo humano. La gente de la zona de influencia de las bananeras depende de éstas para vivir (o sobrevivir), es la principal generadora de empleo.

Es una zona de sacrificio porque es una zona donde pesa la “maldición de la abundancia”

El banano ecuatoriano circula por todo el mundo, pero cuando tenemos un banano en las manos, poco conocemos su costo social y ambiental.

Escuchemos el testimonio de Yesenia:

Yo soy campesina, y en mi predio yo siembro cultivos para el cultivo familiar y también para poder sustentar la casa, sobre todo ahora que estoy desempleada. Yo siembro verde, arroz, soya, si es de sembrar maíz, se siembra maíz. Esto me genera ingresos para mi hogar.

Yo fui trabajadora bananera, porque me despidieron. Desde hace siete años he estado trabajando para una empresa bananera, en lo que es empaque, donde lo que uno hace es desflorar, sacar discos, desmanar, aspirar.

Nosotras las mujeres allá somos y hacemos el trabajo de los hombres y el de las mujeres. Nuestro trabajo es más delicado, pero tenemos que hacer a veces también trabajo de los hombres. Cuando estamos terminando nuestra labor, tengo que dejar limpio el área de mi trabajo y de ahí ayudarles al resto de compañeros;

Trabajamos doce horas al día o a veces trece o catorce y todo por el mismo sueldo, y tenemos que aceptar. En mi caso porque soy madre soltera. Las jornadas de trabajo que nos imponen a nosotras las mujeres, es un sacrificio bien grande, porque como somos madres solteras tenemos que trabajar para sacar adelante a nuestros hijos.

Mientras estamos trabajando nos fumigan, es decir pasan las avionetas fumigando. A los compañeros y compañeras dentro del trabajo nos pasan fumigando. Por eso muchos se han enfermado de la piel e incluso del estómago, por el motivo de cuando estamos comiendo pasa la avioneta fumigando.

No hay ningún control sobre la fumigación, porque tengo entendido que son 200 metros de distancia entre las áreas de cultivo y las zonas habitadas. A pesar de eso, pasan fumigando sobre una escuela que hay en la zona. Hay familias alrededor de las bananeras y pasan fumigando.

Hay un líquido que se mezcla, pero nunca hemos sabido qué es. Eso lo preparan y lo que hacen es fumigar.

Yo también fumigaba, y de ahí me enfermé del estómago, porque cuando uno está fumigando no puede comer porque los químicos son contaminantes y fuertes, y yo tomaba mis comidas a deshoras lo que me afectó mucho. Hay compañeros del campo que hacen lo mismo y ellos se han enfermado también. Así mismo, hay personas incapacitadas que les ponen a hacer una clase de trabajos que ellos no pueden o no deberían hacer, porque es demasiado esforzado, para ellos trabajar con discapacidad.

Dentro de los trabajadores bananeros son muchas las personas que tienen discapacidad.

Nos hacen trabajar, pero a la hora de nosotros cobrar el sueldo, no nos pagan completo, nos descuentan una plata que jamás nosotros hemos prestado, ni hemos visto; no ganamos siquiera el sueldo básico. Tengo entendido que el básico es de 450 dólares, pero no llegamos ni a la mitad. En cuanto al Seguro Social, no nos pagan completo. Solamente nos han asegurado por cuatro horas o por tiempo parcial, a pesar de que trabajamos doce o catorce horas diarias.

Tampoco nos dan ropa para protegernos, si por ejemplo se terminan lo que es guantes, mascarillas, mandiles, lo tenemos que comprar de nuestro bolsillo, esto es algo que ellos no nos dan cuando ya se daña.

Los trabajadores y trabajadoras bananeras y campesinas deberíamos tener beneficios, pero no nos dan, no nos dejan que nos den capacitaciones para entender cómo se maneja esto o lo otro, no nos permiten tener más orientación para nuestro trabajo. Sólo tenemos que aprender de lo que es el banano, lo que es los químicos. Pero nunca nos han enseñado, por ejemplo, sobre los problemas que se presentan con el glifosato, y en eso yo incluyo porque yo también fumigo la maleza en mi finca. Recién ahora, escuchando lo que se ha dicho sobre el glifosato, he conocido que es perjudicial para la salud.

Yo estuve trabajando por siete años, y luego de los siete años me despidieron ¿por qué? Porque yo me lesione en el trabajo. Luego de que me lesionara, me dijeron que podía irme a mi casa.

Yo les reclamé: ¿por qué tengo que irme a mi casa si ustedes tienen la responsabilidad de darme recuperación, y un lugar donde pueda trabajar?

Lo único que me dijeron es que sí yo no iba a hacer lo que me mandaban, que era irme para mi casa, me iba a fregar. De ahí me fui para el Seguro Social, y me dieron un solo día de reposo. Yo le pedí al doctor que debe mandara más tiempo de reposo, porque yo estaba lesionada la mano y no podía trabajar; pero el doctor me dijo que eso queda en manos de Recursos Humanos de la empresa.

Al siguiente día, regreso a mi labor de trabajo, y no me dejan entrar a trabajar, y me dijeron “Usted aquí ya no labora para la empresa”. Y fue así como me despidieron.

Otros compañeros y compañeras han pasado por la misma situación. Si una mujer trabajadora tiene un hijo enfermo, en el momento que lo lleva al Seguro, nos imponen multas, porque nosotros no laboramos ese día. Eso es injusto para las mujeres trabajadoras en la producción del banano. En los roles de pago que nos dan, nos descuentan otra plata, que nosotros jamás vimos, no nos pagan ni siquiera las horas extras que trabajamos.

Dada estas injusticias conocimos a organización ASTAC (sindicato de rama), que nos apoyó y nos dio una orientación para saber defender nuestros derechos, como trabajadoras bananeras y campesinas. Mi situación quedó en manos de los abogados de ASTAC, porque no pudo haber ningún acercamiento con la empresa bananera no hubo acercamiento, y yo no tuve la oportunidad de defenderme. Eso quedó en manos de los abogados.

En el Ecuador se ve que en todas las empresas bananeras se sufre esta clase de dificultades y vulneración de nuestro derecho: la sobreexplotación de las trabajadoras y trabajadores bananeros y campesinos.

Alicia Amarilla Leiva – CONAMURI – Paraguay

Yo soy campesina de Paraguay, pertenezco a CONAMURI, una organización de mujeres campesinas e indígenas que coordinamos a nivel nacional. Para nosotras hablar de territorio es algo demasiado importante, porque en el territorio campesino indígena ahí esta nuestra cultura, nuestro idioma; como dice un investigador en Paraguay, cuando se termina una planta también va terminando el idioma, tu forma de hablar, porque si se termina una planta, tus hijos ya no van a hablar de eso; se va terminando nuestra forma de hablar a medida que se va terminando la naturaleza, en el territorio puedes encontrar una medicina natural, puedes encontrar saberes de los pueblos, ese conocimiento histórico millonario que llenan a su pueblo, y la construcción de la cosmovisión de los pueblos.

Cuando entras a un territorio, entras a una forma de alimentación, a esos sabores y saberes de cómo saber la alimentación, que muchas veces perdemos; y ahí está la mano de la mujer que amasa, que hace la gastronomía campesina e indígena. Es este el sistema alimentario de los pueblos, ahí está la espiritualidad, el cementerio donde descansa nuestro abuelo, nuestras madres, nuestros seres queridos. En nuestro territorio está el agua, la semilla, nuestra forma de ver el mundo, nuestra forma de relacionarnos, nuestras formas de sentir el mundo, nuestra forma de sentir y escuchar el monte, escuchar pajaritos, sentir el aire, escuchar el agua, es decir otras dimensiones de la tierra.

Con razón que el pueblo le llama de diferentes formas a la tierra, le decimos Pacha Mama, porque igualamos a nuestras madres, la tierra es la madre que sostiene, que te da de comer, que te alimenta, que te da vida; el pueblo guaraní decimos que la hermana tierra otecoja es el lugar de vida o tierras prometidas.

Tenemos formas de una vida diferente hasta que nos llega este sistema de producción capitalista, que invade nuestro territorio, invade nuestra vida, nuestra cultura; anoche, cuando se estaba leyendo el pronunciamiento de la marcha de los barbijos, se habló de ecocidio y si, realmente también es un ecocidio, y yo diría también etnocidio, porque han matado pueblos, culturas, lenguas, formas de vida. Porque en Paraguay sufrimos desalojos violentos, todas las semanas comunidades campesinas que eran anteriormente, y ahora comunidades y pueblos indígenas porque son los únicos que tienen territorio, grandes extensiones de tierra que han quedado abandonadas

Este desalojo masivo, violento que hacen, te marca en vida, porque puedes imaginarte que te viene desalojando con policías, con fuerzas armadas, te queman las casas, con maquinarias que pasan por encima del cementerio. Todo ese amor, esa vida que tiene te matan, entonces, prácticamente al pueblo lo único que le ofrecen es una desesperanza, nos sacan de la vida digna que tenemos y la dignidad, para no ofrecernos nada

Yo creo que lo que se ha señalado de las zonas de conflicto, porque nosotros allá hablamos de conflicto armado o cualquier otro, pero ahora entiendo: zona de sacrificio, sacrifican un territorio para un proceso de producción; porque en Paraguay la economía se sostiene por la agro exportación, se exporta materias primas en gran escala: soja, carne de vacuno; y cada día la demanda es mucha más grande, entonces las extensiones de tierras necesitan producir más y más, y cómo van a producir si no nos sacan de nuestra tierra. Entonces se van sumando las comunidades campesinas e indígenas, por eso del temor de efectuar el desalojo, y nuestras políticas públicas están diseñadas y condicionadas a las políticas neoliberales.

Realmente, nos tapan todas las formas de Derecho, invaden nuestros Derechos de todas las formas, porque los gobiernos de turno son cómplices de esta situación; ellos son los que venden, los que permiten los negocios con estas empresas, negocian con nuestra vida, con la biodiversidad, por la naturaleza. Cuántas muertes por agrotóxicos al año que no se registran, cuánto sufrimiento, cuánto cáncer; yo voy a los hospitales y veo, y le pregunto a la gente de dónde viene, y me dicen de zonas donde traen productos con todo fumigado. Las personas sufren muchísimas enfermedades; y también sufrimos muchísimas persecuciones a las organizaciones , imputaciones, campañas de desprestigio; y por eso es importante lo que se hace aquí, este espacio es demasiado importante, porque acá se genera conocimiento, para que nosotros, que estamos allá en el campo, que no tenemos caminos, que no tenemos formas, pero al menos tener información para denunciar. Acá se hace una investigación y estos son los resultados; tenemos compañeros y compañeras que están luchando en Argentina, en Ecuador, en Colombia por la misma causa.

En Paraguay, a partir del 2000, entraron legalmente las semillas transgénicas, pero con todo, con muchísima variedad de soja transgénica y de maíz. Mientras tanto nosotras con CONAMURI habíamos presentado un proyecto de ley para defender el maíz, porque la base de nuestra alimentación es el maíz, pero nunca se trató. Hoy en día yo no sé cuántas variedades de maíz transgénico ya hay en nuestro país, y ahora me entero que el arroz también ya es transgénico.

A pesar de todas las desgracias yo creo que hay una dignidad, porque nosotras y nosotros, todos los que estamos acá somos semilla, vamos a llevar y vamos a ir creciendo desde la esperanza; el pueblo ha resistido y va a seguir resistiendo, y lo más probable, vamos a vencer con toda nuestra sabiduría, con toda nuestra lucha, con todo nuestro conocimiento, no nos van a acabar y esa es la esperanza y la fortaleza que tenemos.

Mauricio Cornaglia – ARGENTINA

Perito comunitario en Derechos Humanos y los Derechos de la Naturaleza.

Estoy invitado acá, porque en 2020 participé en un curso de peritaje e investigación comunitaria en Derechos de la Naturaleza, realizado por Acción Ecológica de Ecuador, y tuvimos que elegir en ese curso algún conflicto ambiental que haya sucedido en nuestros territorios, o que esté sucediendo en esos mismos instantes.

En 2020 ahí estábamos en plena quema de humedales: se estaba incinerando el delta del Río Paraná, por lo que escogí este tema.

En la Argentina, el extractivismo con todas sus variantes es políticas de Estado, desde hace mucho tiempo. Estamos cumpliendo 40 años del retorno a la democracia en este país. Lo que no recuperamos fue el dominio, el control, la soberanía de nuestro país, en términos de pérdida de territorio; y todo lo contario se han ido profundizando desde aquel 1983 hasta la fecha de manera tremendamente dramática, los extractivismos todos, hidrocarburos, minería, todo lo que conocemos. El saqueo de nuestro territorio viene amarrado a una deuda externa, que gran parte de los países latinoamericanos también tienen, no existe deuda externa sin extractivismo, no existe extractivismo sin deuda externa.

Lo que ha pasado en estos últimos años, de la manera más descarada, inclusive por nuestros gobiernos, porque todos los gobiernos que han pasado desde el retorno a la democracia hasta acá, han justificado y cada vez con más fuerza, que son necesarios los extractivismo para poder avanzar hacia el desarrollo, y obviamente, tenemos que pagar esa deuda, que nosotros no contrajimos de ninguna manera, deuda ilegal, fraudulenta y odiosa.

De ese abanico de extractivismo el agronegocio, es el área más importante, en términos de que le permite al país ingresos con la mayor cantidad de divisas, sin duda para pagar esa deuda externa. El agronegocio permite las ventas más importantes para conseguir esos resultados; y que tiene, como sabemos, altos impactos socio ambientales; la salud de los compañeros y compañera que viven en los territorios altamente fumigados, que son las primeras víctimas, porque reciben todos esos venenos aplicados allí, de manera brutal y directa todos los días; pero es un modelo que nos atraviesa a todos y todas.

Para dimensionar, en la Argentina hay 37 millones de hectáreas cultivables que tenemos en nuestro territorio, de los cuales 30 millones aproximadamente son de transgénicos, gran parte de esto es soja millones de hectáreas cultivables, de las cuales 4 millones aproximadamente son de soja.

Como eslabones a esta problemática tenemos a la concentración de la riqueza en poquísimas manos, la concentración de la tierra en este caso muy puntual, los desmontes, las inundaciones y las sequías, la expulsión de las comunidades. Se habla que 95 % aproximadamente de personas vivimos en zonas urbanas en Argentina, mucho de esto tiene que ver con los últimos 20 años donde, cientos de miles de familias han tenido que irse de sus territorios, expulsados por los extractivismos, y muy particularmente por el agronegocio, por el avance de la frontera agrícola, principalmente de soja.

La contaminación, por supuesto, de las napas y los cursos de aguas, a partir de los que significan 600 millones de litros de agro tóxicos aproximadamente todos los años, pulverizándonos las cabezas; 600 millones de litros de agrotóxicos que se traducen en 30 millones de bidones de plástico de 20 litros, porque esa es la manera de cómo se distribuyen los venenos en Argentina, 30 millones de bidones desparramados y distribuidos por los caminos rurales, utilizándose inclusive en las barriadas y los pueblos más atrasados y vulnerados, para transportar agua para consumo humano, además de utilizar el plástico para la elaboración de cucharitas para los helados.

La mortandad de peces, a partir de lo que significa la contaminación de las zanjas, las cunetas, las lagunas, los arroyos, los ríos, los peces muertos o contaminados, como en algunas especies; como acaban de dar cuenta, con la investigación de hace unos meses atrás, hecha por un equipo liderado por Rafael Lajmanovich, científico digno; que dirigió una investigación y una publicación que dice que, hoy el sábalo del río Salado es el pez más contaminado del mundo, somos el primer país que aprueba al trigo transgénico, somos el país que consume la mayor cantidad de agrotóxicos en el año (12 litros aproximadamente por persona), no solo somos campeones mundiales de fútbol, también tenemos un montón de otros campeonatos ganados.

El Río Paraná es uno de los ríos más importantes de esta América, y está literalmente privatizado, son kilómetros de kilómetros que los manejan a gusto fundamentalmente las agroexportadoras, pero también muchas otras industrias, todas emplazadas aquí a lo largo de aproximadamente 70 u 80 kilómetros de las costas. Mientras que por este río sale aproximadamente un 80 % de las exportaciones de Argentina, la mayoría de las personas no tenemos acceso al río Paraná.

Seguimos con los eslabones y por supuesto lo que le sucede a todos y a todas, porque comemos esa comida envenenada, porque si tiene veneno no es alimento. Los productos ultra procesados del supermercado, sin lugar a dudas, son grandes ganadores los supermercadistas de toda esta locura; y por supuesto, de lo que vienen dando cuenta los compañeros y compañeras del Instituto de Salud SocioAmbiental a partir de lo que significaron los 40 campamentos sanitarios en buena parte de las provincias de Santa Fe, Buenos Aires, Entre Ríos y Córdoba: las enfermedades como se van multiplicando, las malformaciones en los chiquitos y las chiquitas, la inmensa cantidad de hombre y mujeres que no logran concretar el sueño de ser padres, por lo abortos espontáneos que se suceden uno tras otro, en los pueblos olvidados las muertes sin duda son de todos los días.

Nos metemos rápidamente a las islas. La superficie del delta del Paraná es de 14 mil kilómetros cuadrados, tiene una longitud de más de 300 kilómetros y comprende islas en su gran mayoría en la Provincia de Entre Ríos, pero también de la Provincia de Buenos Aires y la de Santa Fe y está aquí instalado el agronegocio. En las quemas, un millón de hectáreas fueron arrasadas entre 2020 a 2022, de esta zona llamada PIECAS (Plan Integral Estratégico para la Conservación y Aprovechamiento Sostenible en la Delta del Paraná, diseñado en 2007, por organizaciones socio ambientales y ministerios, para cuidar y proteger los humedales, pero nunca fue puesto en marcha).

Hay muchísima gente viviendo en estos territorios: mujeres y hombres que han perdido todo, en que les cambió su vida radicalmente. Nunca más van a poder ser lo que eran; vecinos lugareños y lugareñas que tenían una vida muy laboriosa, trabajando muchas horas por día, pero muy linda, viviendo allí en esos territorios, con sus animales, con su familia, mandando a los chiquitos y chiquitas a la escuela, encontrándose con los vecinos y vecinas.

Todo eso desapareció, hombres y mujeres que perdieron todo, que tuvieron que cambiar de trabajo muchos de ellos, muchos de ellos han tenido que abandonar el territorio de islas y migrar a la ciudad a trabajar de lo que salga. En los incendios cientos de especies animales y plantas desaparecieron. Se vio animales calcinados, pequeños ratoncitos cobijándose en la bota de alguien para protegerse del fuego…

Pero la quema también nos dejó cosas especiales, como conocer gente maravillosa, artistas alucinantes que registraban todo, y tenemos miles y miles de fotos de fotógrafos y fotógrafas; esto veíamos todos los días, durante más o menos tres años, y padeciendo por supuesto del humo. Más allá del humo, los incendios sirvieron para sacar a muchísima gente de su casa, que estuvo en las calles a pesar del miedo de la pandemia, y que a partir de ahí se ha involucrado en este tipo de actividades. Si bien sufríamos, estamos en las calles, cortábamos puentes y colaborábamos.

Don Amaro Córdoba, una de las personas que entrevisté me contó su historia. Ya no podía más, y resignado fue a poner la pava al fuego para tomarse unos matecitos,

sentarse allí a que el fuego haga lo que tenga que hacer, esa había sido la decisión final de en ese momento dramático. No podía solo, no estaba dispuesto a abandonar su lugarcito. Entonces, casi mágicamente aparecieron unos pibes y unas pibas, jovencitos y jovencitas, voluntarios y voluntarias, que a pesar de la prohibición del gobierno, vinieron a auxiliarlo, sabían que había vidas que salvar, y la pucha que la hicieron; salvaron el rancho del fuego.

Le preguntábamos a Amaro que era lo que más extrañaba, decía que aparte de extrañar su vida allí, después de 10, 12 horas de trabajo como pescador, regresaba a su ranchito a dejar lo que había recogido, y de tardecita salir por los riachos de los humedales y recostarse en su canoa a escuchar los pájaros, el río, extrañaba horrores eso. Nos contaba cómo, a los chiquitos y las chiquitas les había aparecido la sonrisa, y habían aprendido de manera acelerada a sofocar los fuegos, a correr a sus animalitos para que no se los devoren las llamas. Lo último que nos decía Amaro, como él había llegado a esa condición de resignación, lo mismo había encontrado en la mirada de los carpinchos, y los carpinchos que lo veían estaban entregados al fuego, como ese ratoncito acobijado en la bota, en una situación dramática.

Esto fue lo que nos sacó a las calles y estamos en las calles, y debemos continuar en las calles, para entender que, allí vive gente y debemos acompañarlos de la manera que sea, como en todos los territorios arrasados por los extractivismos. El modelo nos atraviesa a todos y todas de manera brutal, y tenemos que entender que, a esta altura, seguir esperando que buena parte de la clase política de respuestas, me parece que estamos perdiendo el tiempo. Tenemos que seguir organizándonos, tenemos que seguir encontrándonos en estos encuentros, entre nosotros y nosotras, para no dar el brazo a torcer.

¡Basta de quemas ¡

Cecilia Mata – Argentina

Perita comunitaria en derechos de la Naturaleza. Educadora popular, defensora del agua

Yo vengo de la Rioja, una provincia minera, dicen ellos, no somos provincia minera, zona de sacrificio dicen ellos, nosotros no tenemos que naturalizar eso. Nosotros no somos zona minera, ni somos zona de sacrificio, ellos no nos definen ni nos determinan, eso es algo que hemos aprendido en esta lucha, no naturalicemos eso.

Nuestra lucha en la Rioja comenzó con la defensa del Famatina, y el Famatina no es un cerro, es un cordón que alberga gran cantidad de glaciares, y que de esos glaciares

dependen el agua que tomamos. Somos la provincia con la menor cantidad de aguas superficiales del país, entonces toda el agua es vital y hay que defenderla. A partir del Famatina, hemos bajado del sector al menos a una (empresa minera), y otras cuatro más que quisieron subir a ese cordón. Luego, a lo largo de la lucha descubrimos que no solamente era minería, sino que se trataba de todo un proyecto mega extractivo.

Empezamos a movernos y crear nuestros propios espacios, como la UAC, una asamblea de comunidades; que empezó siendo una asamblea ciudadana, y luego de años le cambiamos el nombre, (porque ciudadano es un término que también lo ha creado el sistema y es excluyente de las comunidades originarias, y muchísima otra gente).

Fuimos creando una masa crítica dentro de nuestros territorios, hablando con el vecino y la vecina, uno por uno, tomando mate, hablando de las vacas, a informar, a compartir la información que tenemos, hasta que los propios vecinos decidieron “no va más”, no nos vamos a quedar sin agua y con agua contaminada. Luego nos concertarnos en las plazas todos los viernes, o todos los martes, y toda la vida, como una especie de sacerdocio. Era muy necesario hacer eso, porque hoy el 80 % de la población de la Rioja le dice no a la minería. Las asambleas no son el púlpito de nadie, es verdad que en todos los territorios se ve apoyo, porque si somos legítimas, porque nuestras comunidades saben que no estamos haciendo con intereses partidarios, sino solamente por el tremendo amor que le tenemos a nuestro territorio y a la vida.

Defender el Famatina fue una tremenda lucha, que tuvo mucha visibilidad que contó con el enorme apoyo de pueblos no solo del Argentina, sino de otros países que nos permite respirar el anhelo que todos tenemos como humanos, donde está esta tierra creadora. Los movimientos en defensa de la naturaleza, que ya han nacido desde hace muchos años y que la venimos peleando, hemos entendido que lo único que tenemos que hacer es defender la vida, defender la tierra, con todo lo que eso significa, y nosotros como parte de ella, como parte de ese ecosistema creador.

A más de Famatina aparecieron otros proyectos mineros. Tenemos el cordón del Velasco, que es la espalda del Famatina, tenemos los llanos riojanos; en todos esos ecosistemas hay empresas multinacionales con derechos sobre nuestros territorios, tenemos una provincia de 90 mil kilómetros cuadrados y tenemos 2 millones 700 mil hectáreas entregadas a las multinacionales, aprobadas por Minería y por Ambiente.

Sabemos que esto no se termina, sabemos que estamos en una transición importante, porque el extractivismo, a pesar de haber bajado 5 mineras del cerro en el cordón de Velasco, bajamos a la CNA, que no es estrictamente una minera, sino la Comisión Nacional de Energía Atómica, que es la que autoriza, como intermedio del gobierno

para hacer las exploraciones, para luego entregarle a una multinacional la explotación de uranio.

Con una mina enclavada en un sitio maravilloso, porque es un ecosistema único en el mundo, muy cerca está El Encantadero, quebrada de Alipan (a 4.500 metros de altura), donde tenemos especies de plantas y pájaros que no existen en otras partes del mundo, donde hay vertientes maravillosas de agua. Ahí acampamos 6 meses con frío, con mucho frio y con muchas moscas, porque estamos cerca de un basural oficial, donde tira el gobierno la basura; sin luz y sin agua, y con la asistencia de los vecinos.

Por eso creo que, esa legitimidad de las comunidades y de las asambleas no es solamente cuando le contestamos al gobierno, o cuando hacemos la movilización, que es importante, con 5, 20 o 100, sino en el trabajo territorial silencioso, ese que no se ve, ese de ir casa por casa, porque en ese intercambio de saberes, es donde ellos nos enseñan y nosotros les mostramos la información a la que ellos no tienen mucho acceso, por ser gente que vive en el campo, simplemente vamos aprendiendo uno de otro.

Hoy la Rioja tiene nuevas amenazas muy importantes, en la cordillera tenemos el glaciar El Potro, que está en territorio riojano y compartido con Chile, amenazado por la minera de San Juan (José María), que ya está trabajando. El gobierno de la Rioja se lava las manos, porque dice que no es jurisdicción nuestra, y San Juan dicen que ustedes no tienen nada que ver; pero lo real es, que a mí no me importa si es San Juan o si es la Rioja o si Catamarca, para nosotros no hay banderas, no hay límites. En este momento estamos entrampados en que el gobierno de la Rioja mira para otro lado, así arruinen el glaciar.

Este glaciar alimenta al Río Blanco, que es río principal de la Rioja y único, y el más importante; el Río Blanco lo compartimos además con San Juan, y alimenta la boca del desaguadero que atraviesa seis provincias hasta llegar al Atlántico; así que, lo que estamos diciendo no es menor, ese glaciar no solo está amenazado porque ya lo empezaron a trabajar, y ya lo están destruyendo, estamos hablando del tanque de agua que cubre varias provincias de nuestro territorio y de nuestra zona del agua dulce , que hay poca y que es escasa.

Para las empresas mineras de la zona y la región, todo el territorio es exclusivamente un área minera, ya tenemos problemas desde Guacamayo, en zonas de la Rioja, por el tema de la explotación del Guacamayo en San Juan, que todos los tránsitos tanto a José María como a Guacamayo se entra por la Rioja, y se entra por un lugar que está muy pegado, que se llama Guandacol que es parte de nuestro territorio; todo el movimiento minero entra y sale por ahí, y por supuesto tenemos contaminación, no solamente ambiental, del agua y la del aire y del río, sino también la contaminación social.

Las empresas mineras provocan división entre los que trabajan y los que no trabajan, entre la gente y vecinos, entre las familias. Las mineras se presentan como las salvadoras de la economía en crisis, que el propio gobierno propicia. Hemos ido 50 millones de veces a Guandacol, pero la iglesia lamentablemente se ha hecho cómplice, y en este pueblo que es eminentemente católico.

Otra amenaza es el proyecto de oro y cobalto Kung Tu de oro y cobalto, ubicado en Vinchina, que está emplazado en la localidad de Valle Hermoso, sobre las sierras del Famatina. Del otro lado del cerro y a esa altura, se encuentra el pueblo de La Cuadra, en el departamento Famatina. También estamos ahí en una pelea, que es desproporcionada, porque claramente lo que queda a esa altura es de muy difícil acceso, ellos tienen con que subir a esos lugares tan difíciles como la cordillera, pero para nosotros es realmente complejo. De todas formas, con las asambleas, por la legitimidad que tenemos, hemos logrado cosas muy importantes: en la Rioja los gobernantes no quieren hablar de minería, porque saben que pierden, o sea es una mala palabra.

Y ahora está el litio. Nosotros tenemos la Laguna Brava, que también está amenazada por la minera del glaciar El Potro. La Laguna Brava es un humedal de altura, muy importante para la Rioja, tiene absolutamente todas las declaraciones de protección, es un sitio RAMSAR. Sin embargo, tiene 40 proyectos mineros a la vuelta de la tabla y la amenaza fundamental de la extracción del litio. Ahora estamos trabajando para dar información a los medios, para que se entienda qué es la explotación del litio.

Después han hecho un intento de poner estas megagranjas famosas con cerdos, y todo lo que eso implica, y hemos salido también con piquete de punta y no se ha dado; esto es sin descanso….

En los años 90 vino una mina de uranio, en la época de Menen, una explotación de uranio en un lugar que se llama Los Colorados, camino para Chilecito un pueblito mínimo; muchos años después, encontramos un comunicado de la Comisión Nacional de Energía Atómica, que dicen que van a volver a abrir esa mina. Nos fuimos a Los Colorados, a invitar casa por casa a una charla informativa. No nos costó mucho porque como era un pueblo muy chiquito. Pusimos una pantalla y al oscurecer el lugar, vinieron un poco más de la mitad de la población, porque los otros estaban con el puntero político. El puntero venía todos los días con el generador (pues no había luz en el pueblo), y a quienes estaban con él, les daba luz y al resto nada. Así se mantiene en La Rioja esta política de feudo.

Ahí proyectamos las cuestiones sobre el uranio, y lo dañino que era, lo que era y como se explotaba, e hicimos reuniones posteriores con los vecinos; pero en el momento que estábamos proyectando todo esto sobre las afectaciones en la salud, en esa oscuridad de esa habitación escuchábamos sollozos, cuando se prendió la luz, un silencio así abrumador inundó el espacio, y en ese silencio una mujer se atreve a hablar y dijo -porque no nos dijeron esto antes, porque ellos no nos dijeron que esto nos iba a pasar-. Se me pone la piel de gallina cada vez que lo cuento. De repente empezó a hablar todo el mundo, y a hablar entre ellos y ellas, sobre lo que había pasado en el pueblo, sobre las muertes de los animales, las enfermedades y discapacidades y las malformaciones de los niños que habían nacido. Todo esto había pasado; pero para los gobiernos no había una ligazón directa con la mina.

Luego todo ese territorio se fue organizando de una o de otra manera. Como vieron que la mina les produjo todo eso había que decir que no. Ahora tiene un turismo que lo manejan ellos.

A pesar de todo esto; yo creo que sí hay esperanza, porque hemos ganado muchísimo a lo largo de este trayecto los pueblos, hemos ganado en aprender, en comprender, hemos ganado en organización, nos hemos organizado y sabemos que tenemos que hacer, no estamos en el aire. Conocemos los resultados de organizarse, de compartir los saberes, de estar cerca y juntos, y de poder comunicarnos, ya que hoy usamos todos la tecnología. La información verídica la tienen esas comunidades que están absolutamente afectadas, y sabemos cuál es el camino que tenemos que recorrer.

A medida que esto va creciendo, vamos entendiendo que necesitamos otro mundo, porque el enemigo, él que provoca el daño, no tiene ningún interés de cambiar y nosotros no los vamos a convencer. Evidentemente esto no nos funcionó; pero si nos está funcionando entender que podemos, en esta tierra creadora, como parte de este ecosistema que somos, y como seres maravillosamente potentes y creadores, crear el mundo que queremos. Creo que estos espacios como tantos a los que vamos siempre, a los que vamos acudiendo y construyendo, son una manera de ir creando un imaginario diferente, vamos creando los espacios en nuestras mentes, en nuestros corazones.

Cristina Arnulphi- Argentina

Asambleas Socio Ambientales

Yo lo que diría, que todos los que estamos acá presentes, pertenecemos a alguna región de sacrificio, algún sitio de sacrificio; todos los que estamos acá estamos, de alguna manera, liderando procesos de resistencia porque nuestros territorios han sido declarados sitios de sacrificio.

Acá mis compañeras de Córdoba, que están resistiéndose, por más de 10 años, la instalación de una mega fábrica de bioetanol disfrazado de fábrica de alcohol, absolutamente ninguneada por el poder político, económico y judicial, lo tengo que decir porque lo tenga cerca. Veo muchos rostros, y sé que cada uno de ustedes está en un sitio de sacrificio tomando conciencia; como cuando trabajamos para PAREN DE FUMIGAR, nos costó reconocernos nosotros mismos como víctimas de las fumigaciones, aunque viviéramos en una ciudad; yo acá también quiero rendir homenaje a las madres de Ituzaingo y Anexo, que son las que despertaron la conciencia para el PAREN DE FUMIGAR y para todos ellos; dándose cuenta que su barrio, pequeño barrio periférico de Córdoba, era un sitio de sacrificio, pero sacrificio real, con muertos y enfermos reales, entregados a la voracidad del agro negocio.

Estos son procesos históricos, que viene desde la época de la colonia seguramente, cuando llegaron acá los barcos cargados de gente, que lo que querían eran enriquecerse con lo que había en estos territorios. Han pasado más de 500 años y siguen con la misma tesitura, ahora perfeccionados técnicamente, tecnológicamente con el proyecto IIRSA, seguramente todos acá saben de qué se trata, es un proyecto de Interacción de Infraestructura Regional de Sur América, para llevarse absolutamente los recursos naturales. El cuello de botella de IIRSA está también en Córdoba, en la ruta 38, que está siendo ampliada, están construyendo puentes, para poder llevarse los productos mineros de la Rioja, Catamarca, del norte de Argentina conectado con Chile a través de túneles, puertos y redes de toda clase.

El saqueo continúa, porque América Latina es completamente una zona de sacrificio, pero ¿qué pasa a lo largo de estos años? Hemos despertado como pueblo, como territorio, somos territorio, nosotros somos territorio y estamos despertando, y estamos diciendo basta, ¡No es no ¡. Por eso nuestras voces resuenan con tanta fuerza, y se está regulando en estos espacios, para decirnos NO, de una manera organizada, que creo que, esa es la gran esperanza que tenemos y sostenemos, sabiendo que somos semillas de resistencia; pero también porque América latina está destinada a ser la sede de una nueva civilización, basada en otros valores, con otras leyes que no son las romanas , unas leyes que contemplan la espiritualidad de nuestros territorios, una leyes que nos convocan desde lo profundo de nuestro ser, de nuestras íntimas convicciones. Las leyes afloran a nosotros desde lo profundo, pero no vienen desde afuera, y como nosotros sabemos a qué leyes tenemos que responder, somos capaces de enfrentarnos a la ley de los saqueadores, por eso las marchas a los tribunales, porque sabemos que son ilegítimas las medidas que toman contra nosotros.

Pero al margen de todo eso, vuelvo a decir que América del Sur está destinada a ser la cuna de una nueva civilización, con nuevas leyes. Y vuelvo a agradecer ahora, a los hermanos ecuatorianos, porque ellos tuvieron la visión de generar un espacio, donde pudieran enraizar estas leyes de la espiritualidad de los pueblos originarios, que han conservado más vidas, que no están contaminadas con la civilización; han logrado recuperar esas leyes, que viene justamente de los territorios prístinos, para formar Defensoras y Defensores, para formar peritos, personas capaces de defender los territorios en las instancias judiciales del derecho romano.

Haber logrado esta síntesis, y haber creado un cuerpo y una Escuela para Peritos en Derechos de la Naturaleza, donde los representantes son los miembros de las comunidades, líderes y lideresas de las comunidades. Es un avance importante, en todo lo que representa este trabajo de emancipación de nuestros territorios, esto sucedió en Ecuador, el país que por primera vez en su Constitución establece los Derechos de la Madre Tierra; esto es un avance impresionante, fundamental, en la conciencia de la humanidad, esto es un hito, que hemos visto el logro y la felicidad de poder contemplar en nuestras vidas.

Vuelvo a agradecer profundamente a la gente de Acción Ecológica, que ha sido parte de esa plasmación de esa Escuela de Peritos, pero que no es solamente una Escuela de Peritos, es la punta de donde se empieza a vislumbrar ese nuevo carácter de resistencia global de América Latina.

Nos tomamos un minuto para hablar de lo qué está pasando en Uruguay

En Uruguay tenemos en este momento una crisis hídrica, una crisis sanitaria, el 60 % de la población no está teniendo acceso al agua potable, el 60 % de la población del país tenemos problemas ya, desde hace 20 años, asociado sobre todo al agro negocio, donde viene a ser afectado todo el territorio y toda el agua.

Hace 30 días ya, el agua que abastece a la capital (Montevideo), y a las zonas cercanas, con casi 2 millones de personas, no es bebible, no es potable; se han modificado las normativas, se han subido los estándares que permiten que el agua esté salada, que tengan sustancias diversas cancerígenas, y se está haciendo que la población, los médicos y las médicas están recetando agua embotellada; y quienes por supuesto no tienen dinero para comprarlas les toca tomar agua salada.

Eso es una realidad actual, ya lleva un mes, y no se han cambiado ninguna de las prácticas extractivas que tenemos en la cuenca del Santa Lucía, que es nuestro río principal que abastece a la población, hay un montón de movilizaciones en este momento, pero seguimos sin tener agua, y sin tomar medidas para el cambio en

particular, pero la crisis ya lleva 20 años en nuestro territorio, queríamos compartir con ustedes esto.

En este mes hubieron más de 35 movilizaciones en el área metropolitana y en la costa, porque las instituciones tienen orden de no declarar una crisis hídrica, y el no hablar de crisis hídrica es muy grave, porque era algo que podía ser prevenible al nivel de crisis que ya estamos llegando; y al no declararla crisis hídrica tampoco se están tomando las medidas suficientes, para controlar el consumo popular de agua, porque a las empresas extractivistas les siguen dando paso libre para el consumo de agua dulce, mientras que nosotros estamos tomando agua salada, o teniendo que comprar bidones.

Mientras surgen un montón de empresas nuevas que lucran del agua y encima que comercian con el agua, te venden literalmente el agua de la canilla, y recién empezó el otoño, falta el invierno y después se va a venir el verano, y esto va a seguir y necesitamos que se hable del tema, que se difunda, y que también podamos dimensionar la gravedad; porque nacimos con el discurso que en el Uruguay tenemos, una reserva de agua como que fuera infinita, entonces, ahora nos cae encima esta cuestión del agua y la gravedad del asunto; la gravedad de que estas empresas consuman millones de litros de agua potable, mientras que las familias están teniendo que comprar agua, o teniendo que consumir agua de la canilla; pensando que pueden hervir el agua, cuando arriba no le saca la salinidad y también concentra químicos que son perjudiciales para la salud.

Hay algo más, porque se abrió la licitación para la privatización de este recurso. Ya hay un proyecto para que empresas privadas pueden entrar a potabilizar el agua.

Ahora el Estado uruguayo otorgar proyectos de inversión, para desarrollar carreteras, que atravesarán de manera diagonal, uno de los principales humedales del Uruguay, para hacer una carretera y favorecer el transporte de insumos para la operación forestal y de celulosa en el centro del país.

En Uruguay en el año 2004, a través de una iniciativa popular y del poder de la gente y el pueblo, lo que se llama la Autonomía Privada, que son las normas que salen de nosotros mismos, se logró una Reforma Constitucional donde, positivamente el Derecho al acceso al agua potable tomó rango de Derecho Constitucional. Ahora tenemos el ejemplo de una Ley de Creación Autónoma; que a través de Resoluciones ilegales, se quiere modificar esta condición. 

Silvia Martínez del Río – Uruguay

Estamos en zona de sacrificio porque el problema del agua nace en territorios sacrificados, nace en territorios rurales sacrificados, un territorio donde viven personas que trabajan la tierra, que esta sacrificada; y que ya han sido víctimas de situaciones como el extractivismo territorial, donde ha habido golpes, extorsiones, corridas del territorio, porque hay personas que han tenido que dejar sus casas, sus tierras por varios motivos, y ahí nace el problema del agua, para poder dimensionar cuando un sacrificio de territorio, ese sacrificio no termina jamás en ese territorio, incluso en las personas que los están sacrificando.

Ciertamente uno se confunde con los mensajes de los medios masivos de comunicación, el gobierno no está hablando de crisis hídrica, y Uruguay no tiene una crisis hídrica. Supongamos que una crisis hídrica sea interpretada tal como te están contando los grandes medios de comunicación, de manera general, masivamente; salvo dos o tres queridos medios minoritarios, no hegemónicos.

Si podemos dar otro nombre a las cosas, la Resolución Temporal de una acumulación de errores voluntarios en la gestión y la administración de las cuencas hídricas, que abastecen una parte de la población, pero que es la zona de mayor densidad de población, que es Montevideo y su región metropolitana, aproximadamente 2 millones de habitantes.

¿Por qué se ha administrado mal? Porque desde hace muchos años, y no solo durante los gobiernos de la derecha histórica uruguaya, se ha profundizado muy rápidamente el avance y el atropello de los capitales financieros productivos, empresariales, caminando por encima de una vía que ya estaba previamente trazada por los otros, podemos considerar esto como “el progresismo histórico”.

Esta es la mala gestión, la mala administración de nuestro organismo estatal autónomo y público, que fue lo que conseguimos en el año 2004, esa Reforma Constitucional, en la que trabajamos todos juntos, las organizaciones sociales y muchas agrupaciones de algunos partidos políticos del más diverso orden, y conseguimos un 65,66 % de la votación favorable de la población, donde todo el mundo se sintió involucrado, más allá de las pertenencias políticas, o de quien iba a gobernar. Vaya que sí, luego nosotros mismos entendimos el problema del agua en ese momento, pero superamos ampliamente las expectativas políticas partidarias de cada una de ellas con esa cantidad impresionante de votos.

Entonces ese mal manejo, esa mala administración de ese bien común, que es al agua, problema que se arrastra desde hace muchos años, coincide con vuestros temas, son las mismas épocas, los mismos momentos fundacionales, en donde el extractivismo atropella nuestros territorios y a nosotros mismos que vivimos aquí.

Esta crisis que estamos viviendo, ya es una catástrofe sanitarias de proporciones, para lo cual no estábamos preparados, sabíamos que en algún momento iba a suceder, que sí se enlazan las nacientes del Río Santa Lucía, y además se eliminaron todos los ramales y se otorga a terceros del agua estatal, agua que autónomamente abastecía a otras regiones, la región metropolitana por ejemplo, y se concentraba todo en la cuenca del Santa Lucia, iba a suceder esto, y se eliminaron esas distintas fuentes de distribución, nada más por un apretón de ahorro y recorte del ente estatal del servicio del aguas, que está funcionando con una tercera parte de sus trabajadores, y no cubren el 100%.

Se está perdiendo casi el 50% del agua dulce por roturas de caños, y por el mal manejo, porque no se ha querido hacer arreglos, nosotros estamos viviendo una catástrofe sanitaria; se hizo una investigación, y el agua de mi barrio tiene 780 miligramos de sodio por litro, y así todo, tomamos agua del servicio metropolitano.

Yo no quiero que exista esa cantidad de sodio en el agua, nos hemos obligado a comprar agua mineral envasada, porque es una crisis directa de una crisis hídrica.

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