Los árboles tienen memoria y transmiten el conocimiento a sus hijos

Un estudio de la Universidad de Oviedo revela que los árboles pasan su conocimiento de vida a las nuevas generaciones y les enseñan cómo sobrevivir bajo condiciones adversas

Una investigación de la Universidad de Oviedo en España ha identificado por primera vez los mecanismos que utilizan los árboles para recordar situaciones ambientales desfavorables como las olas de calor o los periodos de sequía. El estudio fue hecho en un bosque de pinos, en España.

El mecanismo a través del cual los árboles le transmiten el conocimiento a las nuevas generaciones ocurre por debajo de la tierra. Según los científicos, este es un mecanismo que permite enseñar a los nuevos retoños a sobrevivir condiciones climáticas adversas, y podría arrojar luz sobre cómo evolucionan a través del tiempo.

Este mecanismo no sólo le muestra a los árboles jóvenes cómo adaptarse mejor a condiciones hostiles, sino que revela cómo es que los árboles almacenan sus recuerdos y experiencias de vida.

De generación en generación

Olas de calor extremo, incendios forestales incontenibles y otros escenarios climáticos quedan registrados en los recuerdos de los árboles. Los investigadores en España descubrieron esto a partir de la memoria celular de las plantas que, según el estudio, «les permite responder cada vez mejor en sucesivos periodos desfavorables«.

En el contexto de emergencia climática global, explican los investigadores, esto le permitirá a las especies vegetales adaptarse mejor a las condiciones de cambio extremo. Más aún porque las temperaturas son cada vez más altas, advierten los científicos.

Memoria simple versus memoria compleja

Las plantas no poseen una memoria compleja basada en un sistema nervioso como el de los animales, sino que cuentan con sistemas mucho más simples a nivel celular. Cuando la planta está sometida a un estrés, la maquinaria epigenética activa los genes necesarios para responder. Además, modifica la transcripción para que la célula pueda sintetizar formas proteicas alternativas, denominadas isoformas, que permiten soportar mejor al estrés. Una vez finalizado el periodo de estrés, la mayoría de las proteínas vuelven a su estado original.

“Con nuestro trabajo hemos demostrado por primera vez cómo este mecanismo, denominado splicing alternativo, se mantiene para un pequeño número de genes una vez que cesa el estrés. Esta es una de las bases de la memoria de las plantas”, destaca Víctor Fernández Roces, investigador del área de Fisiología Vegetal de la Universidad de Oviedo.

La presencia de estas formas alternativas permite a las plantas responder de forma más rápida y eficiente cuando se repite una situación de estrés, reduciendo el daño sufrido por la planta

“Además, hemos explicado los mecanismos moleculares implicados en el primado de semillas, es decir, cómo las madres pueden transmitir parte de sus conocimientos a su descendencia para que puedan adaptarse mejor al entorno desde el momento mismo de la germinación”, comenta Lara García-Campa, investigadora en esta misma área. Estos mecanismos permiten que las plántulas, generalmente débiles, puedan superar sus primeros contratiempos mejor que otros competidores de su entorno.

Resiliencia aprendida en los bosques

Esto no sólo les permite afrontar las temperaturas cambiantes, si no la presencia de parásitos, calor o frío extremo. Más que nada, porque los árboles no pueden huir de sus amenazas: por el contrario, les tienen que hacer frente completamente inmóviles.

Por ello, los árboles le transmiten un conocimiento aprendido a lo largo de la vida a sus hijos. Según los investigadores, éste es un ejemplo de resiliencia y adaptabilidad nunca antes visto en la naturaleza.

Con todo lo anterior, el equipo de la Universidad de Oviedo piensa que la memoria de los árboles será clave para los años venideros. Especialmente, por los retos que representa la crisis climática contemporánea. “Son una pieza clave para mejorar su gestión y sostenibilidad en el actual contexto de cambio climático”, concluye Mónica Meijón, profesora titular de Fisiología Vegetal de la Universidad de Oviedo.

Fuentes:

Andrea Fischer (2022). Los árboles tienen memoria y transmiten el conocimiento a sus hijos, revela un impactante estudio. National Geographic en español. 24 de octubre, 2022

 

SINC (2022). Los árboles aprenden a sobrevivir en condiciones adversas y transmiten esa sabiduría a sus hijos.

https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0098847222002313

Los estudios científicos pueden encontrarse en:

Valledor, L. et al. (2022). “Chloroplast proteomics reveals transgenerational cross-stress priming in Pinus radiata”. Environmental and Experimental Botany

Meijón, M. et al (2022). “Integrative analysis in Pinus revealed long‐term heat stress splicing memory”. The Plant Journal

https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/tpj.15990?utm_sq=h0481pggc3