BOLETÍN 35. YASUNÍ, LA ZONA MÁS DIVERSA DEL PLANETA VA A CONSULTA

Fundación ProDefensa de la Naturaleza y sus Derecho

El 9 de mayo 2023 la Corte Constitucional del Ecuador, dio paso a la consulta popular del Yasuní, diez años después de que más de 750 mil personas firmaran para que se haga una consulta a la población ecuatoriana, sobre si se debe (o no) mantener el petróleo que se encuentra en el extremo oriental del Parque Nacional Yasuní, bajo tierra a perpetuidad.

Con voto de la mayoría, la Corte Constitucional emitió un dictamen favorable de los considerandos y la pregunta constante en la solicitud de consulta popular para mantener el crudo del bloque 43 (conocido también como ITT), indefinidamente bajo el suelo, presentada el 22 de agosto de 2013.

La consulta será el 20 de agosto 2023.

La Corte estableció que en caso de ganar el Sí, será necesario otorgar hasta un año para su ejecución, tiempo durante el cual habrá un retiro progresivo y ordenado de toda actividad petrolera en la zona. El Estado tampoco podrá iniciar nuevas relaciones contractuales para continuar con la explotación del bloque 43.

Esa reserva amazónica de casi un millón de hectáreas fue declarada Parque Nacional en 1979 y Reserva Mundial de la Biósfera en 1989, en conjunto con la contigua Reserva Étnica Waorani. Es el área protegida más grande del Ecuador continental.

La Reserva es considerada como la zona más biodiversa del Planeta, de acuerdo al criterio de muchos científicos que han trabajado en la zona. Es además el hogar de las comunidades indígenas en aislamiento voluntario Tagaeri, Taromenane y Dukagaeri.

El gobierno del presidente s Rafael Correa (2007-2017) promovía evitar la extracción en ese bloque a cambio de una compensación internacional de 3.600 millones de dólares, pero su iniciativa fue cancelada en 2013 cuando se decidió explotar el petróleo, lo que se inició tres años después, a pesar de la pésima calidad del crudo que se encuentra en el yacimiento, lo que además de hacer más costosa la extracción, implica más daños ambientales, como un alto contenido de agua tóxica de formación, un tipo de agua fósil que acompaña al crudo.

Lamentablemente, otras zonas del Yasuní también están intervenidas por las actividades petroleras (bloques 16, 31 y 67), y la zona del ITT era uno de los últimos reductos sin operaciones petroleras.

IMPORTANCIA DEL PARQUE NACIONAL

El Yasuní es el Parque Nacional más grande e importante de la Amazonía ecuatoriana. Está ubicado en las provincias de Orellana y Pastaza – Ecuador.

La gran biodiversidad del Yasuní se debe a que se encuentra en el llamado Refugio del Pleistoceno Napo. Los Refugios del Pleistoceno se formaron durante los cambios climáticos drásticos que tuvieron lugar en el período cuaternario. En este período hubo una alteración entre climas secos y húmedos, en los que las selvas amazónicas crecían o se transformaban en grandes sabanas. En los períodos secos, se formaron algunas islas de vegetación que sirvieron de refugio de especies de flora y fauna, y que constituyeron centros de formación de nuevas especies (o parches de especiación). Una de estas islas, una de las más grandes, estuvo ubicada en la Amazonía ecuatoriana, en lo que ha sido declarado Parque Nacional Yasuní.

El Yasuní protege un amplio rango de la comunidad vegetales arbóreas, considerada como la más diversa del mundo, la cual se extiende desde el oriente del Ecuador y el noreste de Perú hasta Brasil. 1.762 especies de árboles y arbustos han sido descritas en el Yasuní, más 366 de ellas, no han sido clasificadas aún por la ciencia occidental (debido a cambios taxonómicos, nuevos registros para Ecuador y nuevas especies para la ciencia). El sur del parque, que ha sido declarada como “Zona Intangible” no ha sido estudiada, pero otras 116 especies de árboles han sido recolectadas en zonas aledañas. Por lo que se estima que en el Yasuní podría haber unas 2 244 especies de árboles y arbustos.

En el Yasuní se hizo un censo de 50 ha y se encontró un total de 1.104 especies de árboles y arbustos. Esto constituye un récord mundial después del Parque Nacional Lambir Hills en Malasia, donde se encontraron 1.182 especies en 52 ha. Sólo dentro de una hectárea del Yasuní se han encontrado 644 especies de árboles. Para poner este número en perspectiva, hay tantas especies de árboles y arbustos en una hectárea del Yasuní como existen árboles nativos para toda América del Norte: donde hay un estimado de 680 especies.

El parque también es muy rico en otro tipo de plantas; se han registrado más de 450 especies de lianas y 313 especies de plantas vasculares epífitas. En el Yasuní posee el récord mundial para tierras bajas en el número de epífitas por parcela estudiada. La densidad y abundancia de epífitas en el Yasuní supera los datos registrados en los bosques andinos, a pesar de que se pensaba que en éstos había la mayor abundancia de epífitas. Por lo menos, el 10% de las especies de epífitas del Yasuní son endémicas para la región del Alto Napo, una pequeña porción del oeste amazónico.

El Yasuní es uno de los lugares más diversos de aves en el mundo, donde se han registrado 593 especies.

Se han registrado 10 especies de primates; 81 especies de murciélagos; 220 especies de mamíferos. Por tanto, el Yasuní protege cerca del 40 % de todas las especies de mamíferos de toda la cuenca amazónica. Este alto porcentaje es notable considerando que los 9 820 kilómetros cuadrados del PNY son una miniatura frente a los 6 683 926 kilómetros cuadrados que tiene la cuenca amazónica.

El Yasuní protege, además, más del 90 % de los mamíferos encontrados en la Amazonía ecuatoriana. El Yasuní alberga cerca del 46 % de todas las especies de mamíferos del Ecuador, el mismo que, a pesar de su pequeño tamaño, ocupa el noveno puesto en riqueza de mamíferos de todo el mundo.

El parque posee 10 especies de primates, transformándolo en uno de los lugares más diversos para primates en el mundo. También es uno de los pocos bosques neotropicales que contiene los tres primates americanos más grandes y más cazados: los monos aulladores, los monos lanudos y los monos araña.

Hay una estrecha relación entre los bosques amazónicos y la fauna nativa. Los bosques del Yasuní albergan una importante fauna, especialmente de mamíferos, muchos de los cuales están en peligro de extinción, o en estado vulnerable. Un estudio hecho en la cuenca media del río Tiputini, que corresponde al sector occidental del PNY, se encontró que la zona mantiene una muestra representativa de mastofauna del bosque tropical amazónico.

En el estudio se registró 101 especies de mamíferos en un área de 6,4Km2, en la zona de Guiyero. Este valor es alto, pues representa el 26,4% de todos los mamíferos existentes en el Ecuador, y posiblemente no son todas las especies que habitan en estos bosques, por lo que el número puede ser mucho mayor.

Se encontró siete gremios de mamíferos, siendo los más importantes los frugívoros y los insectívoros, lo que está en estrecha relación con la disponibilidad de recursos en los bosques (insectos y frutas).

Se registraron 10 especies de primates. Una sola especie, el mono nocturno, fue registrada en los 3 hábitats del área: Bosque aluvial, Bosque colinado y Moretal. La mayoría de las especies de primates habitan los 2 tipos de bosque más comunes del área de Bosque aluvial, Bosque colinado.

La mayor parte de especies de murciélagos son frugívoros, seguido por los insectívoros y habitan los estratos más altos del bosque. Se ha reportado la presencia de dos especies de murciélagos hematófagos. El vampiro de alas blancas (Diaemus youngi) es raro, y se alimenta de sangre de algunos mamíferos y aves. La otra especie es el vampiro de aves (Diphylla ecaudata), la cual es más común y se alimenta de la sangre de aves. A esto se suman el murciélago pescador chico, que atrapaban insectos en la superficie del río Tiputini.

Los mamíferos mayores son muy abundantes en los bosques que se encuentran en la cabecera de los ríos, donde hay fluctuaciones constantes del nivel del agua e inundaciones temporales de los bosques aluviales. Las especies de mamíferos realizan movimientos verticales y horizontales, con la finalidad de encontrar alimentos y refugios en zonas más favorables de los bosques colindantes.

Los autores señalan que en zonas del PNY donde hay extracción petrolera, altera las poblaciones de la mastofauna, principalmente la construcción de vías es un factor muy negativo.

Cuando los bosques están inundados, los pequeños roedores hacen una migración vertical, desde el suelo hacia los estratos bajos y medios del bosque.

Los saladeros con importantes en la dieta de los mamíferos. Los saladeros se hallan en las laderas de las colinas y en las nacientes de esteros. Se afirma que la ingesta de estos lodos aumenta en los animales, la mecánica de la digestión de los animales, contribuyen a l acceso a minerales, ayuda a la desintoxicación (por la ingestión de algunas plantas tóxicas), es nivelador gastrointestinal y da citoprotección gastrointestinal a través de inducción y alteración en la secreción mucosa. Los saladeros son visitados por dantas, venados, huanganas, sahínos, guantas, guatusas, armadillos, monos araña, monos aulladores, ardillas y tigrillos. Otra de las especies que frecuentan los saladeros en busca de presas son los jaguares.

Hay además sitios especiales que son comederos de los mamíferos, siendo los más comunes los de los murciélagos. Probablemente las especies que tienen el hábito de acarrear su alimento a otros sitios diferentes del árbol en fructificación son principalmente los murciélagos frugívoros grandes del género Artibeus. El acarreo de alimento puede ser una estrategia para evitar a los predadores que están a la espera, en los alrededores de la fuente alimenticia. Los murciélagos una vez que toman su alimento se trasladan a estos comederos, para evitar a sus predadores y proceder a masticar e injerir únicamente la pulpa de los frutos y eliminar los restos de fruta no aprovechados.

De las 101 especies, al menos 29 especies son vulnerables o están en peligro de extinción.

Con más de 150 especies de anfibios y 121 especies de reptiles documentadas, el Parque Nacional Yasuní es el área con el número más alto registrado de herpetofauna en toda Sudamérica. Cabe recalcar que Santa Cecilia en la provincia de Sucumbíos tenía el récord anterior con 177 especies de herpetofauna. Ese hábitat fue destruido por la construcción de la carretera y oleoducto para servir a la empresa petrolera Texaco.

Otro grupo de vertebrados muy diversos en el Yasuní son los peces. Sus ríos, corrientes y lagos mantienen 540 especies de peces en un segmento de 5 Km de río, un récord para una cuenca de ese tamaño.

A pesar de que los estudios sobre insectos son incompletos, los científicos a través de un trabajo meticuloso, han encontrado 94 especies de hormigas en un solo árbol, y más de 100 000 especies de insectos por hectárea.

Además, de acuerdo a Larrea, la pluviosidad y evapotranspiración de la Amazonía regulan el clima y abastecen de lluvias a una parte importante de Sudamérica. Más del 50% de la pluviosidad de los Andes proviene de la Amazonía, incluido los páramos que luego forman los ríos de la vertiente oriental y occidental del país, y de los que se abastecen de agua ciudades como Bogotá, Quito y La Paz, así como de la pluviosidad en la pampa argentina.

EL PUEBLO WAORANI

Los Waorani pertenecen a un pueblo guerrero y temido por otros pueblos amazónicos. Ellos permanecieron en relativo aislamiento hasta principios de siglo pasado. Grandes caminadores y conocedores de la selva, han vivido en armonía con los bosques amazónicos, dedicándose a la caza y la agricultura itinerante.

En la década de 1950, el Instituto Lingüístico de Verano redujo de manera agresiva a los diferentes clanes que conforman este pueblo en un protectorado, dejando el territorio libre para que la empresa petrolera Texaco haga prospección y más tarde explotación petrolera en lo que era su territorio.

En la década de 1980, se inicia una nueva apertura petrolera, y desde entonces, tanto el Parque Nacional Yasuní (PNY) como el Territorio Huaorani son lotizados y dados en concesión a las empresas petroleras.

Estas empresas han provocado un impacto ambiental, social y cultural muy grande, y han abierto la puerta para que otros actores penetren el área, como son los madereros, las empresas de turismo, organizaciones de conservación. Las carreteras petroleras han desencadenado la colonización de comunidades indígenas y campesinos provenientes de otras partes del Ecuador.

ÁREA INTANGIBLE

En 1999 se crea el área intangible de conservación en el Ecuador, donde queda vedada a perpetuidad todo tipo de actividad extractiva, las tierras de habitación y desarrollo de los grupos Waorani conocidos como Tagaeri, Taromenane y otros eventuales que permanecen sin contacto, ubicadas al sur de las tierras adjudicadas a la nacionalidad Waorani en 1990 y del Parque Nacional Yasuní.

Esta área intangible fue delimitada en 2007, donde además se creó una zona de amortiguamiento de 10 Km alrededor de la zona intangible, y que fue modificada en 2017, manteniéndose una zona de 10 Km de ancho contiguo de amortiguamiento a la zona redelimitada, donde se prohíbe “nuevas obras de infraestructura tales como carreteras, centrales hidroeléctricas, centro de facilidades petroleras”, pero se exceptúa de la prohibición a las plataformas de perforación y producción de hidrocarburos.

La Zona Intangible abarca aproximadamente 700.000 Ha de la zona sur del Parque, equivalente al núcleo del Parque Nacional Yasuní y parte del territorio de los Tagaeri – Taromenane, dos grupos de indígenas pertenecientes a los Waorani que viven en la Amazonía ecuatoriana entre los ríos Yasuní y Curaray, compartiendo el territorio con otros grupos Waorani. En reacción al auge petrolero desde la década de 1970, su territorio ha sido ocupado por bloques petroleros, las comunidades Tagaeri, Taromenane y otras comunidades, buscaron el aislamiento.

La creación de la Zona Intangible, que podría parecer una medida de protección, implicó dejar abierta la posibilidad de intervenir en el resto del parque, y es así que la zona intangible del Yasuní limita en todos los puntos cardinales con bloques petroleros. Por otro lado, la delimitación de la esta zona intangible no responde a la territorialidad ejercida por los pueblos en aislamiento, y no garantiza la libre circulación de los pueblos en aislamiento. La operación petrolera ha provocado la escasez de bienes para su sobrevivencia, y la contaminación ambiental los empuja a buscar su sustento en otras zonas. Esta presión sobre sus territorios ha contribuido a la intensificar conflictos inter-étnicos.

¿QUÉ PASARÁ SI GANA LA CONSULTA?

El Ecuador es el primer país en el mundo en reconocer a la naturaleza como sujeto de derechos. Si el pueblo ecuatoriano se pronuncia por la conservación de la zona del ITT, en el Parque Nacional Yasuní, estaremos sentando un precedente a nivel mundial, de que un país pequeño en el corazón de Los Andes y donde nace la Amazonía ha apostado por la naturaleza y no por objetivos económicos a corto plazo.

Recordemos que el haber conseguido que la Corte Constitucional sentencie la realización de esta consulta, es el resultado de un proceso, que no se inició hace 10 años, cuando se cometió se inicia la recolección de firmas por la consulta.

La defensa de la zona del Yasuní frente a la expansión de las actividades petroleras se inició a fines de la década de 1980, coincidiendo con la salida de Texaco de los bloques petroleros del Norte de la Amazonía. Las organizaciones ecologistas y otras organizaciones sociales demandaban una auditoría ambiental y la reparación integral de todos los daños provocados por la petrolera a la población local y la naturaleza, y mirando el legado de Texaco exigían que el Yasuní no se convierta en la nueva frontera del extractivismo petrolero.

La lucha no se detuvo a lo largo de las décadas, y de ésta surgió la propuesta de mantener el crudo en el subsuelo, que oficialmente fue acogida y llamada “Iniciativa Yasuní ITT”, y que al ser cancelada, nace el movimiento Yasunidos, y la iniciativa de la consulta popular, que ahora se ha concretado.

Si ganamos la consulta, tenemos la oportunidad histórica de proponer un modelo de vida donde podamos aplicar el Sumak Kawsay, el buen vivir, como el camino que queremos recorrer como país, superando el extractivismo y la dependencia de pensar de que cada rincón del país, cada punto de importancia de biodiversidad, debe ser puesta al servicio del capital, y de las demandas del mercado internacional.

Nuestro desafío como país será sentarnos a soñar nuestro futuro.