LOS BRIOZOOS, INVERTEBRADOS SIMPLES QUE VIVEN EN EL FONDO DEL MAR, NOS AYUDAN A ENTENDER PROCESOS EVOLUTIVOS

Los briozoos son organismos diminutos y estructuralmente complejos que viven en colonias formadas por cámaras de vida modulares y esqueletizadas llamadas zooides.

Estas casas microscópicas permiten a sus habitantes salir para alimentarse de plancton y luego retirarse si hay peligro. Dentro de una sola colonia, pueden ocurrir múltiples tipos de zooides (polimorfismo).

Los briozoos se extienden desde el ecuador hasta los polos y desde la zona intermareal hasta el abismo. Hay muchas especies de briozoos. Como grupo taxonómico, tienen al menos 10 veces más especies que los corales. También tienen un registro fósil más extenso y continuo, y han sido componentes importantes de vastas comunidades del fondo marino durante quinientos millones de años.

Los briozoos son tan diminutos y morfológicamente complejos que es difícil entender su biología funcional básica y mucho menos cómo interactúan con otros organismos de su entorno. Al igual que los corales, son coloniales, pero sus cámaras de vida esqueléticas modulares llamadas zooides son microscópicas con un animal en miniatura en el interior llamado pólipo, que tiene una tripa y tentáculos de alimentación que sobresalen a través de un orificio para alimentarse de plancton y se deslizan hacia adentro cuando el peligro acecha.

Los cheilostomas son los briozoos más abundantes en la actualidad con un rico registro fósil que se remonta a 160 millones de años. Sus cámaras vivientes varían en grado y complejidad de calcificación desde cámaras simples con techos membranosos hasta vigas espinosas y formas tan ornamentadas como catedrales góticas, arbotantes.

Los zooides también son polimórficos hasta un punto comparable a las castas entre los insectos sociales, pero cuyas funciones, con la excepción de la reproducción, apenas se comprenden.

Los queilostomas están emergiendo como sistemas modelo para comprender los procesos ecológicos y evolutivos en escalas macroevolutivas. Luchan entre sí por el espacio vital con ganadores que crecen demasiado y sofocan a los perdedores de formas que dependen de mecanismos especializados para generar nuevos zooides y topologías de crecimiento. Los patrones de sobrecrecimiento preservados en sus restos óseos registran redes complejas de interacciones ecológicas y adaptaciones para el dominio ecológico hoy y en el registro fósil.

Las colonias de briozoos también crecen en muchas formas, desde simples incrustaciones hasta pequeños montículos y delicadas enredaderas y árboles. Al igual que la convergencia en forma entre tiburones y delfines, formas de crecimiento similares han evolucionado repetida e independientemente, proporcionando ejemplos repetidos para comprender su importancia ecológica.

La rica anatomía a lo largo del tiempo geológico arroja luz sobre las repetidas innovaciones evolutivas de formas novedosas y su subsiguiente diversificación. Por ejemplo, las cámaras de cría de cheilostomas para la protección de las larvas en desarrollo se originaron a partir de la coalescencia de espinas modificadas hace unos

100 millones de años, una innovación que, según la hipótesis, provocó una radiación explosiva de las especies en incubación.

El análisis genético delimita con precisión las especies biológica, al igual que su morfología esquelética de los briozoos, pero la sistemática de órdenes superiores es problemática debido a la evolución convergente, es decir que, durante la evolución han aparecido estructuras similares. Se desconoce cuántos orígenes convergentes de polimorfos de apariencia similar existen entre los briozoos, pero es posiblemente alto, porque puede haber especies lejanamente relacionadas, pero que tienen diferentes tipos de polimorfos extremos.

El polimorfismo en los briozoos se refiere a la ocurrencia de múltiples tipos corporales que pueden ocurrir dentro de una sola colonia. Determinar el origen y la evolución del polimorfismo es un desafío porque la gemación zooide es clonal, por lo que los diferentes polimorfos son genéticamente idénticos.

La evolución animal se estudia comúnmente en grupos académicos especializados con poca interacción entre los investigadores que trabajan en representantes vivos, fósiles, genómica, anatomía, sistemática y macroevolución. La investigación de briozoos siempre se ha opuesto a esa tendencia, ya que los investigadores de briozoos se dieron cuenta que no podrían comprender su evolución y diversidad sin la perspectiva de su historia profunda. El trabajo integrador e interdisciplinario es necesario para tener éxito al responder viejas preguntas sobre la evolución de las especies.

Fuente: Simpson C. y Jackson J. (2022). Bryozoan revelations. Science Advances. Vol. 8, No. 13

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