Las algas de aguas dulces de la Antártida

La Antártida es el clima más frio del Planeta. Sus temperaturas varían entre -30 y -10 invierno, y llegan a 0 grados en verano, a lo que se suman 5 meses de total obscuridad. Es además un sitio donde hay muy pocos nutrientes, altos niveles de salinidad, baja humedad atmosférica, largos períodos de luz acompañados por altos niveles de radiación ultravioleta.

A pesar de ello, en esta región prolifera una muy rica flora de algas de agua dulce, que sirven de base del ciclo de alimentos regional. Ellas habitan en lagos, en la superficie del hielo, en la nieve y en las rocas, y para poder sobrevivir en condiciones tan adversas, han tenido que desarrollar una serie de modificaciones. Han tenido que alterar la morfología y estructura celular. Sus células tienen una mayor cantidad de cadenas cortas de ácidos grasos insaturados. La expresión de sus genes han producido proteínas estructurales y enzimas son más flexibles.

Las algas verdes residentes en lagos antárticos, y en el hielo han evolucionado diferentes estrategias de sobrevivencia que aquellas que viven en el suelo seco:

  • La biota de los lagos es relativamente diversa en organismos adaptados para recibir poda cantidad de luz, y su rango de adaptación a variaciones térmicas es estrecha
  • Las algas verdes de los hábitats terrestres están adaptadas a importantes fluctuaciones de temperatura diarias y estacionales, pueden sobrevivir a temperaturas de hasta -50 grados centígrados. Están expuestas además de fuertes condiciones de disecación, a estrés osmótico, a grandes fluctuaciones de luminosidad y a ciclos de congelación/descongelación, lo que se refleja en los patrones de distribución, diversidad de especies, polimorfismo y abundancia, produciendo algas de gran versatilidad, psicrotolerantes (que pueden vivir en condiciones muy bajas) para poder sobrevivir en estas condiciones extremas. Son estirpes endémicas con un período largo de separación de sus parientes existentes en otras regiones

Las adaptaciones de las algas árticas incluyen cambios tanto funcionales como estructurales, que les permita sobrevivir en condiciones extremas. Se producen por ejemplo cambios en el aparato fotosintético de tal manera que hay algas no pueden usar la luz roja, y la expresión de los genes relacionados con la fotosíntesis son más activos a medida que la temperatura baja y los clorofilas se mantienen activas con muy estrechos rangos de luminosidad.

Han desarrollado además enzimas adaptadas a ambientes extremos y de proteínas anti-congelantes, inducidas por el frio.

Las algas del ártico se agregan en un mucílago y sus paredes celulares son gruesas, en tanto que el desarrollo de membranas biológicas más fluidas porque acumulan de cadenas de ácidos grasos poli insaturados y acumulan gotas de almidón y lípidos.

Las algas han coevolucionado con el ambiente del Ártico de tal manera que no sólo sobrevivir, sino prosperar en condiciones con bajos niveles de luminosidad y de obscuridad total; de bajo acceso a nutrientes, altos niveles de salinidad y a la disecación.

Fuente: Hanhua Hu (2013). Adaptation of Antartic freshwater Green algae to extreme environments.   Polyextremophiles. Volume 27 pp. 425-436.

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