A los insectos les puede resultar difícil localizar las flores porque las moléculas aromáticas liberadas por las flores huelen diferente después de reaccionar con los contaminantes del aire.
Chen Ly -New Scientist – 8 February 2024
Traducción: Naturaleza con Derechos
Los insectos pueden tener dificultades para localizar las flores porque los contaminantes del aire están degradando los compuestos químicos responsables de sus atractivos aromas florales.
“En los últimos años, ha habido un interés creciente en la ‘contaminación sensorial'”, dice Jeff Riffell de la Universidad de Washington en Seattle. Esta contaminación, que surge de la actividad humana, puede cambiar el comportamiento de la vida silvestre al cambiar o introducir nuevos estímulos, dice.
Se ha demostrado que la contaminación acústica, por ejemplo, afecta el canto de los pájaros y puede estar relacionada con un aumento de los varamientos de ballenas. Mientras tanto, la contaminación lumínica puede desorientar a una variedad de animales, incluidas aves migratorias y tortugas marinas.
Pero se sabe poco sobre cómo la actividad humana ha afectado el sentido del olfato de los animales. Entonces, Riffell y sus colegas investigaron los efectos de los contaminantes antropogénicos en los polinizadores de plantas.
Se centraron en el ozono y los radicales nitrato, contaminantes creados por la interacción de las emisiones de los vehículos con los gases de la atmósfera. Se sabe que ambos reaccionan con los compuestos que desprenden las flores, alterando su olor.
El equipo recopiló los compuestos liberados por la pálida onagra (Oenothera pallida), una flor del desierto que se encuentra en América del Norte. Ambos contaminantes descompusieron los compuestos aromáticos, pero los radicales nitrato lo hicieron de forma más completa.
Para estudiar si esto cambiaba el comportamiento de los polinizadores primarios de las flores, los investigadores expusieron especies de polilla halcón, incluida la esfinge de líneas blancas (Hyles lineata), a flores que emitían el aroma floral natural o flores manipuladas para liberar un aroma degradado.
Las prímulas que liberaban aromas degradados fueron visitadas con un 70 por ciento menos de frecuencia que las flores que liberaban aromas naturales. Esta caída en las visitas podría afectar la salud de la polilla halcón, dice Riffell. También podría tener un efecto en cadena en el ecosistema en general, porque los investigadores calcularon que la disminución en las visitas de polillas podría resultar en una reducción del 28 por ciento en la cantidad de frutos que producen las plantas.
Desde la revolución industrial, la distancia a la que las polillas halcón pueden detectar las flores se ha reducido de unos 2 kilómetros a sólo unos pocos cientos de metros, según los modelos del equipo.
“Esta es sólo otra razón por la que deberíamos cambiar a fuentes de energía que no impliquen combustión”, dice el miembro del equipo Joel Thornton, también de la Universidad de Washington. “Si podemos reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno, será una victoria para la calidad del aire, así como para el funcionamiento de los ecosistemas y la agricultura”.
Science DOI:10.1126/science.adi0858