A PROPÓSITO DE LA COP16 SOBRE LA LUCHA CONTRA LA DESERTIFICACIÓN 

2 de diciembre 2024

En Riad – Arabia Saudí se está llevando a cabo la Conferencia de las Partes de la Convención la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación CNULCD (COP16 entre el 2 al 13 de diciembre de 2024.

En el marco de la COP16, la ONU señala que alrededor de mil millones de personas menores de veinticinco años en todo el mundo viven en regiones que dependen de la tierra y los recursos naturales para trabajar y ganarse la vida, pero su futuro está cada vez más amenazado por la desertificación y la degradación de la tierra. Señala además que la agricultura intensiva y la deforestación son una de las principales amenazas a la capacidad del planeta para satisfacer las necesidades humanas.

La degradación del suelo aumenta en 1 millón de kilómetros cuadrados al año, el equivalente, por ejemplo, a la superficie de Bolivia.

La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), fue adoptada en la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992, donde también se impulsaron la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Convenio sobre la Diversidad Biológica. Las tres son conocidas como las Convenciones de Río.

Uno de los principales objetivos de la Conferencia es ampliar las iniciativas para restaurar 1.500 millones de hectáreas de tierra para 2030 con el fin de lograr la llamada “Neutralidad de la Degradación de la Tierra”. Como otros mecanismos desarrollados en las cumbres ambientales en los últimos años, la neutralidad de la degradación de la tierra puede alcanzarse a través de mecanismos de mercado, y para su implementación se espera contar con asociaciones público – privadas.

El Convenio de Desetificación produjo un nuevo informe, publicado por científicos y el CNULCD, destaca las graves consecuencias que la agricultura impone al planeta y pide un cambio de dirección. Señala que la agricultura industrial está asociada con el 23% de las emisiones de gases de efecto invernadero, el 80% de la deforestación y el 70% del uso de agua dulce.

“Estamos al borde de un precipicio y debemos decidir dar un paso atrás y adoptar medidas transformadoras o continuar por el camino de cambios irreversibles en el medio ambiente”, destacan en el prefacio Ibrahim Thiaw y Johan Rockstrom, del Instituto de Investigación Climática de Potsdam.

“La expansión de las tierras agrícolas … puede acelerar la degradación de los territorios, la pérdida de biodiversidad y, como resultado, comprometer la seguridad alimentaria durante un largo período de tiempo”, afirma.

Además de la reducción de bosques, la agricultura industrial utiliza muchos productos químicos, fertilizantes y pesticidas que crean zonas muertas en los cursos de agua, dañan la biodiversidad y aumentan las emisiones de gases que llegan a la atmósfera.

Seis de los nuevos límites planetarios (cambio climático, deforestación, pérdida de biodiversidad, cantidad de productos químicos sintéticos (incluidos plásticos), escasez de agua dulce y desequilibrio en el ciclo del nitrógeno) ya han superado las zonas seguras. Los tres límites restantes, la acidificación de los océanos y la contaminación por partículas en la atmósfera, no están limitados, siempre y cuando sólo la capa de ozono permanezca por debajo del nivel de alerta.

El informe también recomienda redirigir cientos de millones de dólares de subsidios agrícolas dañinos o ineficaces hacia prácticas agrícolas más sostenibles. En este sentido hay que tener cuidado las propuesta de que soluciones sostenibles incluyan el uso de cultivos transgénicos tolerantes a sequías (como es el caso del trigo HB4), que lejos de solucionar los problemas señalados, ampliarían la frontera de los monocultivos hacia tierras frágiles.

Al respecto hay que señalar el poder creciente que tiene el agronegocio y la agroindustria, en término de ocupación de tierras y territorios. Estos son cada vez mas usados para cultivos de exportación, desplazando las economías campesinas e indígenas y cambiando las prácticas alimentarias locales.

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