EL SUELO AGRÍCOLA PUEDE CONTENER MICROPLÁSTICOS EN CONCENTRACIONES 23 VECES MÁS ALTAS QUE LAS QUE CONTIENEN LOS OCÉANOS

Paige Bennett

EcoWatch – 27 de mayo 2025

Traducción: Naturaleza con Derechos

Un nuevo estudio, publicado en la revista Environmental Sciences Europe, ha descubierto que el suelo utilizado para el cultivo puede contener hasta 23 veces más microplásticos que la concentración presente en los océanos.

En este exhaustivo estudio, publicado en la revista Environmental Sciences Europe, los autores se propusieron explorar 1) las fuentes de microplásticos en el suelo, 2) cómo los microplásticos y nanoplásticos impactan el suelo y los cultivos, 3) la absorción de microplásticos y nanoplásticos por los cultivos, y 4) cómo estos plásticos pueden transportar otros contaminantes y aditivos.

Los autores del estudio explicaron que las partículas de plástico pueden penetrar en el suelo desde diversas fuentes, tanto dentro como fuera de la explotación agrícola. La escorrentía y la contaminación atmosférica pueden contribuir, mientras que todo tipo de materiales, desde el mantillo y el ensilado hasta la maquinaria agrícola, los contenedores de pesticidas y los fertilizantes de lodos de depuradora, también pueden liberar microplásticos y nanoplásticos en las tierras agrícolas.

En particular, la película plástica de acolchado aporta la mayor cantidad de plásticos, a pesar de proporcionar aumentos de rendimiento a corto plazo, según un estudio independiente citado por los autores.

“Estos microplásticos están convirtiendo las tierras de cultivo en un sumidero de plástico”, afirmó Joseph Boctor, autor principal del estudio y candidato a doctorado, según informa Phys.org.

Como se explica en el estudio, los microplásticos y nanoplásticos no permanecen en el suelo. Pueden propagarse a otras áreas del entorno o ser absorbidos por los cultivos desde sus raíces a medida que crecen.

Estudios previos, también citados en este estudio más reciente, confirmaron la presencia de microplásticos en cultivos, como manzanas y peras, además de en fuentes de proteínas como el marisco y la leche. A su vez, la posibilidad de consumir cultivos cultivados en suelos contaminados con microplásticos es aún más preocupante tras un estudio de 2024 que descubrió que los microplásticos ingeridos podrían pasar del intestino a otros órganos, incluido el cerebro.

El estudio determinó que los microplásticos y nanoplásticos pueden afectar negativamente la salud del suelo y las plantas. Utilizando datos de múltiples estudios previos, los autores del estudio escribieron que los contaminantes plásticos alteran la diversidad microbiana del suelo, lo que puede alterar el equilibrio de nutrientes y el pH, así como su disponibilidad. Para las plantas, estos contaminantes pueden interrumpir la fotosíntesis, limitar la absorción de agua y aumentar el estrés, lo que resulta en cultivos menos nutritivos.

Incluso los plásticos considerados menos dañinos, como los materiales sin BPA, podrían alterar las proporciones de carbono y nitrógeno en el suelo o liberar otras toxinas, pero estos materiales siguen siendo poco estudiados, según los autores.

“Y que no contenga BPA no significa que no presente riesgos”, afirmó Boctor. “Los productos químicos sustitutos como el BPF y el BPS muestran una actividad disruptora endocrina comparable o mayor”.

Como informó Earth.com, estas alternativas al BPA ya se han detectado en algunos cultivos, como el trigo, la lechuga y la zanahoria. Los autores del estudio señalaron que las políticas y los datos científicos sobre el BPA y sus alternativas varían considerablemente según el país, y las definiciones de límites seguros varían para el suelo en comparación con otros materiales, como los alimentos y el agua.

En particular, los científicos expresaron su preocupación por el creciente uso de aditivos plásticos y la falta de estudios y regulaciones al respecto, en particular porque descubrieron que los microplásticos del suelo podrían estar expuestos a 10 000 aditivos químicos que actualmente no están regulados en la agricultura.

“Esto descontrola la crisis del plástico y expone la salud humana”, declaró Boctor. “Esta revisión busca visibilizar este peligro creciente y poner en evidencia a los reguladores”.

Si bien los autores del estudio piden más investigación y regulaciones sobre los plásticos y sus aditivos, también están trabajando en alternativas.

Boctor, junto con otros científicos del Centro de Innovación en Bioplásticos (una colaboración entre la Universidad de Murdoch y la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth (CSIRO) de Australia), está trabajando en un Proyecto de Aerosoles Inteligentes. El objetivo del proyecto es desarrollar una barrera no tóxica que retenga agua y que pueda reemplazar las prácticas que eliminan microplásticos, como el acolchado plástico.

El estudio se puede encontrar en Boctor et al. (2025). Microplastics and nanoplastics: fate, transport, and governance from agricultural soil to food webs and humans. Environmental Sciences Europe 37(1). DOI: 10.1186/s12302-025-01104-x

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